Actualizado 20/08/2007 02:00

Francisco Muro de Iscar.- Repensar España

MADRID 20 Ago. (OTR/PRESS) -

Las televisiones emiten anuncios que terminan con la leyenda 'Gobierno de España' y el Ejecutivo de Zapatero ha iniciado una campaña de recuperación de los símbolos nacionales que, voluntariamente, había cedido al PP y que éste casi monopolizaba por la dejación de los demás y el maltrato de algunos. No sé si pronto escucharemos a Pepiño Blanco diciendo eso de "el orgullo de ser español", pero no me parece mal... con algunas condiciones: que no sea simple marketing, diseño vacío de contenido; que no perdamos de vista que los nacionalismos son arcaicos y tienen cada vez menos sentido en un mundo globalizado; que caminamos hacia la ciudadanía universal y la eliminación de las fronteras; y que se necesitan reformas de fondo sobre lo que es y lo que debe ser España. Y eso pasa por una reforma del reparto del poder entre el Estado, las autonomías y los municipios. Para eso hay que reformar la Constitución. Con tacto, pero sin miedo.

Nunca las Administraciones Públicas han dispuesto de más medios que ahora; nunca las autonomías han tenido mayor poder para gestionar esos fondos públicos y, sin embargo, hechos como 'el verano negro' que está pasando Cataluña indican que algunos gestores de lo público lo han hecho muy mal. Alberto Ruiz Gallardón reclamaba a Cataluña "un ejercicio de autocrítica sobre cuál ha sido el nivel de inversión que han realizado en su territorio". Si lo hicieran, que no parece, la nota sería muy negativa. El consejero catalán de Política Territorial y Obras Públicas, el socialista Joaquim Nadal, que nada y guarda la ropa y no se atreve a criticar la pésima gestión de la ministra de Fomento, Magdalena Alvarez, dice con acierto que "es catastrófica la pugna territorial, el agravio comparativo territorial". Pero eso es lo que se ha hecho desde Cataluña en los mejores años de Pujol, cuando las inversiones en la capital y en la comunidad fueron muy importantes, y que ha seguido con Maragall y con Montilla, empeñados en el Estatuto y no en los problemas. Joaquim Nadal añade que "este 'yo quiero más' o 'tanto como el otro' es una aproximación provinciana a las necesidades de la economía española". Totalmente de acuerdo, pero nuestra política, toda, es de un provincianismo y una mediocridad insultantes.

Sucede con cualquier pleito económico o político, con todas las reivindicaciones, con el agua, con las banderas, con el idioma... por sólo citar algunos elemento de debate. Por eso hay que repensar España: el papel del Estado, el papel de las autonomías, el de los ayuntamientos, que siguen siendo los hermanos pobres, la equidad y el desarrollo solidario para todos los ciudadanos. Hay muchas cosas que funcionan bien en el Estado de las autonomías, pero hay otras que necesitan un cambio profundo. Tal vez la próxima convocatoria electoral sea el momento para que los partidos planteen sus propuestas y los ciudadanos decidamos qué queremos ser en el futuro, sobre todo si queremos pasar del provincianismo estéril al Estado moderno.

Francisco Muro de Iscar

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