MADRID 8 Oct. (OTR/PRESS) -
Esta semana, la cultura catalana será protagonista de la Feria Internacional del Libro de Frankfurt, uno de los eventos culturales más importantes del año. Hay que congratularse por ello porque es bueno para la literatura en general, también para la literatura española. Afortunadamente, los libros no tienen fronteras. Casi nunca las han tenido. También hay que puntualizar que no son exactamente la literatura o la cultura catalanas las que van a estar en Frankfurt. Allí sólo va a estar la literatura 'en catalán', que es una parte, importante, pero no toda, de la literatura que hoy se hace en Cataluña. El resto de los autores catalanes, los que escriben en español, han sido vetados, excluidos por las autoridades catalanas. Más aún, lo justifican, como ha hecho Carod Rovira explicando que "si la cultura alemana fuera invitada a una feria del libro tampoco permitirían que fueran autores alemanes que escriben en turco". Es decir, que los miles de autores catalanes que escriben en español en Cataluña o los medios de comunicación que se venden en Cataluña, escritos y leídos, en su inmensa mayoría, en español son como "alemanes que escriben en turco". Carod habla de "genocidio cultural" y dice que "España como Estado nos impide cualquier personalidad nacional propia en condiciones normales". Vaya chorradas.
Pero es que, además, siete de cada diez libros editados en Cataluña lo son en castellano. Autores como Carlos Ruiz Zafón, Eduardo Mendoza, Enrique Vila-Matas, Javier Cercas o Juan Goytisolo, con ventas millonarias en Cataluña y traducciones innumerables al alemán y a decenas de lenguas no estarán en Frankfurt con la cultura catalana. Según una interesante encuesta de El País, entre los 15 títulos más importantes de la literatura catalana no figura un solo autor vivo. Sólo estos datos permitirían hablar de hipocresía cuando se trata no ya de dar un altavoz a una parte de la cultura sino de silenciar otra, como si no existiera, de borrarla del mapa. Alegar, como han hecho Jordi Pujol y otros, que el protagonismo del catalán resuelve "una situación injusta y anómala" es tratar de pagar con la misma moneda las ofensas recibidas hace cuarenta o sesenta años. ¿Hasta cuando esta guerra estéril e inútil? A la cultura no se le pueden poner barreras y, como dice La Vanguardia, todos los autores que Carod ha vetado estarán en Frankfurt. Sin duda, acogidos por editoriales que no valoran la lengua sino la calidad. El catalán es una lengua española que hablan unos cuantos millones de españoles y el español, otra lengua que hablan cientos de millones de ciudadanos en el mundo, entre ellos la práctica totalidad de los catalanes. Cataluña será más grande cuanto menos se encierre en sí misma, como algunos creen que está pasando en la actualidad. Como Bernard Henry Levy, yo también amo el mestizaje y la universalidad de la cultura y de la vida y creo cada vez más peligroso el delirio identitario que nos separa y nos hace ser excluyentes.
Francisco Muro de Iscar