Actualizado 27/09/2007 02:00

Isaías Lafuente.- Y el verbo se hizo un lifting...

MADRID 27 Sep. (OTR/PRESS) -

El María Moliner nació hace 40 años como un diccionario moderno, capaz de "agarrar al vuelo todas las palabras de la vida", tal y como lo definió el escritor Gabriel García Márquez, uno de sus usuarios más ilustres. Su autora concibió un manual permeable y acogedor, en el que neologismos, extranjerismos y nuevas acepciones encontraron acomodo natural en sus páginas al mismo ritmo en que circulaban por las calles. Su obsesión por dotar a cada palabra de un universo propio en el que habitaban sinónimos y palabras afines hizo del diccionario el primer buscador de nuestra historia, cuando los ordenadores no habían llegado, una red de comunicación como Internet no se podía concebir y los creadores de Google ni siquiera habían nacido.

Ahora nos llega una nueva edición que ofrece cambios formales y recoge 12.000 nuevas palabras utilizadas con normalidad en nuestra lengua pero que, sin embargo, aún no habían superado la barrera del diccionario. El tiempo dirá cuántas sobreviven, pero de momento el María Moliner levanta acta de su existencia. Algunas, increíblemente, no se encuentran en el diccionario de la RAE. La expresión "salir del armario", por ejemplo, no aparece en los diccionarios de la Academia a pesar de que el verbo salir tiene cuarenta acepciones y una docena de giros o locuciones. Lo mismo ocurre con "cuenta de correo", y eso que el diccionario recoge un centenar de frases hechas a partir de la palabra "cuenta".

De las novedades que aporta el María Moliner, la más definitoria de su modernidad, del intento de aprehender los cambios sociales para intentar describirlos con palabras, es la nueva definición de matrimonio como "unión de una pareja humana" y no como "unión de hombre y mujer". No es el primero en hacerlo. El diccionario escolar Desal, de la Universidad de Salamanca, ya define matrimonio como "unión familiar de dos personas". El matrimonio entre personas del mismo sexo es una nueva realidad social reconocida por la ley. Y algún día los académicos nos tendrán que explicar por qué es más difícil cambiar una acepción que modificar una ley.

Isaías Lafuente.

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