Actualizado 09/01/2007 01:00

Isaías Lafuente.- La vuelta a la anormalidad

MADRID 9 Ene. (OTR/PRESS) -

El regreso de las vacaciones navideñas es este año especialmente traumático. Y lo será fundamentalmente para las mil personas, víctimas potenciales de ETA en el País Vasco, que habían vivido en los últimos meses en una especie de oasis de relativa tranquilidad que no saboreaban desde hacía muchos años. Pasado el necesario duelo por los asesinatos de Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estancio, a ellos ha de dirigirse hoy nuestra solidaridad. Desde ahora, para estos ciudadanos todo será dramáticamente igual que antes, pero con un punto de angustia añadido porque todavía no saben estos hombres y mujeres y sus familias a qué antes regresará su vida a partir de ahora.

Con el atentado de Barajas, ETA ha roto dos treguas. Una implícita, en virtud de la cual la banda terrorista llevaba más de tres años y medio sin matar. Otra, explícita: la decretada hace ahora nueve meses, la que abrió la esperanza de acabar con el terrorismo. Entre las múltiples dudas que habrá que despejar en los próximos días, la primera es saber si el bombazo de ETA nos retrotrae nueve meses o cuatro años, si nos llevará a la amenaza y a la extorsión o, directamente, al duro ritual de la muerte. Desde el punto de vista moral, la frontera que separa ambos territorios brutales es despreciable, pero quienes están en el centro de la diana no dormirán de la misma forma en uno u otro escenario.

Después está la política y en este terreno, en el que todas las fuerzas democráticas deberán demostrar si son capaces de responder con dignidad a la indignidad demostrada por los terroristas y por sus cobardes voceros, es al Gobierno al que corresponde jugar un papel protagonista. Muchos ciudadanos hemos confiado a lo largo de estos meses en el proceso abierto para poner fin a la violencia terrorista, creíamos sinceramente que estábamos ante una oportunidad histórica para hacerlo. Muchos hemos defendido su actuación frente a quienes lo han presentado como barato vendepatrias, cobarde arrodillado ante los terroristas, traidor a los muertos... El tiempo ha demostrado que, al margen de los errores que hayan podido cometerse, no se ha hecho ni una sola de las concesiones que se han cargado en el haber del Gobierno; por eso estamos donde estamos. Sería interesante que alguien pidiera disculpas, pero ni lo sueñen.

De momento, esta será una semana intensa que ha comenzado con una reunión sorpresa entre Zapatero y Rajoy. No se han puesto de acuerdo sobre la necesidad de abrir el Pacto Antiterrorista a otras fuerzas políticas, cosa que cree conveniente el presidente y sobre la que muestra reticencias el líder de la oposición. No es el mejor comienzo. Se nos anunció un proceso de paz largo, duro y difícil. El nuevo tiempo que se abre, por desgracia, también será largo y duro. Esperemos que nadie, entre los demócratas, lo ponga más difícil todavía.

Isaías Lafuente.

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