Actualizado 30/12/2007 01:00

José Cavero.- Aciertos, errores y eventuales pactos

MADRID 30 Dic. (OTR/PRESS) -

El detallado balance del año 2007 y de la legislatura 2004-2007 que efectuó el presidente Zapatero este viernes, al término del último consejo de ministros del año, y a punto de iniciar sus vacaciones navideñas de fin de año, ha dejado tras de sí la mención de un montón de aciertos, un par de errores y algunos eventuales pactos de gobierno con efectos desde la siguiente legislatura. Ciertamente, Zapatero ha tomado buena nota de que con ETA podría volver a hablar, pero en modo alguno en las actuales circunstancias, y siempre que dieran muchas más garantías de que tienen muy firme deseo de abandonar la violencia y de renunciar a sus propósitos independentistas salvo por la vía de la política estricta. Sigue opinando que el final de la violencia deberá llegar con alguna clase de diálogo, y no solamente con la fuerza de las armas y de la actuación antiterrorista, judicial y de colaboración internacional. Pero sin precipitación y con muchas más cautelas que la vez anterior, cuando 'los más bestias' volvieron a imponer sus 'razones.

También ha tomado buena nota de que no es posible comprometerse en plazos en obras públicas en las que quien se ha comprometido es la empresa adjudicataria, que es la que, finalmente, acierta o equivoca sus plazos. Tampoco parece probable que Magdalena Álvarez repita en el gobierno: está 'achicharradita', según la impresión general, y 'no procede' llevar la contraria todo el tiempo a tanta gente partidaria de su relevo. Eso ya lo aprendió de María Antonia Trujillo, otro 'muerto' que se quitó de encima en buena hora.

Y luego, particularmente en la prensa catalana, se ha prestado particular atención a las sugerencias efectuadas por Zapatero acerca de eventuales cambios en sus socios exteriores. Parece también evidente que no le gustan algunos de los que ha tenido esta legislatura, y que desearía cambiarlos en la siguiente, en el caso de su reelección para el cargo. En particular, no le gusta ERC porque ni disfruta de buen cartel ni siquiera le ha funcionado como socio. Zapatero bien hubiera querido, como lo intentó, que el socio catalán fuera CiU y no ERC, pero Montilla se anticipó y forzó las cosas, y de ahí, además, el enfriamiento que se ha producido entre Zapatero y Montilla en este último año, reconocido por el 'molt honorable' president de Cataluña, a quien, sin embargo, hay que reconocer que 'controla' a los republicanos independentistas más allá de lo imaginable. Al menos, hasta ahora, y con Carod Rovira a su vera, como vicepresidente. Lo hace mucho mejor que Maragall, posiblemente tras aprender de los errores de aquel.

Pero parece claro que a Zapatero le gustaría, incluso con mayoría absoluta, poder contar con el apoyo de CiU y de PNV, aunque en esta segunda fuerza el relevo de José Jon Imaz por Urkullu está empezando a producirse frustración y desencanto. Con Imaz había llegado a entenderse formidablemente. No cabe excluir, por todo ello, que en un próximo gobierno de Zapatero pudiera contar con Durán e Imaz en el gobierno, tras el aprendizaje intensivo de la legislatura que ahora acaba de concluir.

José Cavero

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