Actualizado 13/12/2007 01:00

José Cavero.- La batalla de los debates televisivos

MADRID 13 Dic. (OTR/PRESS) -

Primero fue el presidente Zapatero, que se ofreció para efectuar un debate electoral con su adversario Mariano Rajoy. Luego, el líder del PP aceptaba la propuesta del presidente y elevaba la oferta: decía querer tres debates, tres. Y elegía las televisiones en que debieran emitirse tales debates: las tres privadas, Antena 3, Telecinco y Cuatro, lo que significa la exclusión de la televisión del Estado TVE, así como La Sexta. Algunos medios no han dejado de expresar su estupor, y en mayor medida el propio PSOE, cuyo portavoz, José Blanco, anunciaba un próximo encuentro para concretar dónde, finalmente, se encontrarán los dirigentes de las dos formaciones que se juegan la presidencia de la Nación en las elecciones de marzo. A Blanco también le deja perpleja la exclusión de TVE, como a tantos otros. Los dirigentes populares justifican, y ofrecen documentación básica sobre la, a su modo de ver, permanente manipulación que los informativos de TVE hacen de todo cuanto se refiere al PP: cualquier noticia o información, cualquier declaración de sus dirigentes, se disminuye en importancia, se matiza, descalifica, puntualiza con la noticia contraria... Pero, ¿tienen comportamientos radicalmente distintas las otras ofertas televisivas, o es una práctica generalizada y extendida a todas las favoritas de Rajoy, e incluso a la otra vetada, La Sexta?

¿Adónde puede conducir el veto a TVE? Desde luego, al jefe del gobierno no puede complacerle que su fórmula de una TVE pretendidamente independiente del poder político pase por esa imposición. De otra parte, alega el PP que un cara a cara con Zapatero en "la pública" podría ser excusa para que los restantes dirigentes de partidos reclamaran, a su vez, sus correspondientes debates. Y Rajoy pudiera verse "sólo ante todos los demás", como muy a menudo se ha visto en las votaciones del Congreso... De manera que cabe pensar que no es improbable que el veto pueda suponer, si no existe y se demuestra en los próximos días una verdadera voluntad por superarlo, que terminen estos cara a cara televisados antes de empezar... ¿Hay, de verdad, voluntad para efectuarlos, o se ha buscado una excusa para que sea el otro quien finalmente denuncie una actitud insostenible del adversario. Rajoy había llegado a la conclusión, tras las elecciones de hace cuatro años, de que unos debates en televisión bien organizados pueden ser sumamente útiles para que la gente conozca a los candidatos y sus propuestas. Llegaba a esta conclusión después de haberse negado a someterse a tales debate en 2004, cuando se veía seguro vencedor y sin rival a su altura... Tal vez deba resignarse a cuatro debates, o acaso a ninguno...

Bien pudiéramos decir que los debates pueden ser cruciales, y que un malo o un buen debate lanza o hunde a un candidato. Los electores de estos tiempos los necesitamos "como agua de marzo", para terminar de hacer las correspondientes valoraciones de cada cual. Pero en este momento, los debates están "en la cuerda floja".

José Cavero.

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