MADRID 8 Oct. (OTR/PRESS) -
Parece que, pese a la incomunicación que se produjo entre ellos a partir de su detención, la intervención de sus abogados fue decisiva para que los llamados a declarar por el juez Garzón en la Audiencia Nacional estuvieran coincidentes en una actitud: la de guardar total silencio ante los jueces que les interrogaron sobre las dos acusaciones que pesan sobre los detenidos: de reiteración delictiva o de pertenencia a banda armada, según los casos. Pero es muy probable que la Mesa Nacional de Batasuna, entre cuyos miembros figuran su coordinador Joseba Permach, el encargado de Comunicación Juan José Petrikorena, el dirigente histórico Rufino Etxebarria y los responsables territoriales de Álava, Vizcaya y Navarra, Asier Arraiz, Ane Lizarralde y Juan Cruz Aldasoro, respectivamente, es muy probable que sigan los pasos de Arnaldo Otegui y Otaola y terminen en prisión.
Y cabría imaginar que pudiera seguirles en su destino el otro portavoz o voz dominante en la actualidad por parte de los batasunos en libertad, Pernando Barrera. El mismo que ha considerado las detenciones como "una declaración de guerra" al mundo abertazale vasco. Tampoco hay que pasar por alto el dato de que mientras los acusados eran trasladados a los calabozos de Madrid, muchos integrantes de ese mundo abertzale 'festejaban' la actuación judicial y policial con una noche de kale borroka, o violencia callejera, en Bilbao y Alsasua principalmente, provocando los daños que son habituales en esta clase de 'jolgorios' nocturnos.
Las detenciones coinciden con la revelación de 'la hoja de ruta' o el manual de los radicales vascos, que constan en documentos en poder de los dirigentes batasunos detenidos: el brazo político de ETA se había reorganizado para actuar como instrumento de la estrategia violenta de ETA, relegando a los considerados 'negociadores' y potenciando a los más radicales, entre ellos y en primer lugar Permach, al frente de un núcleo muy próximo a las orientaciones de la banda, con la misión de dirigir la nueva fase enfrentamiento. Las movilizaciones, los ataques prevoistos para esta nueva fase pretendían crear un clima de inestabilidad y presionar a los partidos que ETA considera causantes del fracaso de las pretensiones de la negociación, PSOE, PP y PNV.
Y también coincidiendo con estas revelaciones, llegan las declaraciones que ha hecho en Argentina el lendakari Ibareretxe, nada feliz con la detención e interrogatorio por el juez de la Audiencia de los cabecillas de Batasuna. Ibarretxe insiste en la necesidad del diálogo, al igual que sucedió en Irlanda del Norte. Posiblemente sin tener en cuenta la muy escasa disposición al diálogo de esa parte, la terrorista de ETA, su colaboradora Batasuna y sus jóvenes 'borrokas', nuevamente entregadas a la violencia de todo género...
José Cavero