Actualizado 12/05/2007 02:00

José Cavero.- La campaña más larga

MADRID 12 May. (OTR/PRESS) -

Probablemente se puede decir lo mismo de todas las campañas electorales españolas. No se sabe ya si terminan alguna vez, porque siempre están ya iniciadas... En esta ocasión aparece más clara esa continuidad: hemos tenido tres años "de choque", y todo permite prever que hay por delante un año más, hasta que las elecciones generales de 2008 terminen de resolver una incógnita que no dejó demasiada clara, siquiera para uno de los contendientes, la elección anterior del 14 de marzo de 2004. Lo cierto es que muchos entienden que estas elecciones del día 27 de este mes son una especie de primarias o anticipo de las del año que viene. De manera que, como explica un medio informativo, los partidos han abierto la campaña con munición de legislativas. O bien: Elecciones locales, asuntos generales.

Y en esta pelea de ahora, todo vale. De hecho, todo viene sirviendo para mantener el fuego de la pelea entre las dos grandes fuerzas políticas: la negociación con ETA, el atentado contra la Terminal de Barajas, las listas de ANV, la crisis de la CNMV, la huelga de hambre de De Juana, el juicio de Otegi, la detención de la Pantoja... Y hasta las declaraciones del Rey interpretables como apoyo al propósito de zapatero de conseguir un final dialogado de la violencia etarra. Y la ley del suelo. Y la ley de financiación de partidos... Y, en las últimas horas, todavía se ha añadido un elemento nuevo y revolucionario: el patrón de la Fórmula 1, amigo de Alejandro Agag, condiciona su permanencia en Valencia a que en esta comunidad gane el PP de Camps y de Barberá.

Pues, toda esa mezcolanza de asuntos y la crispación que muchos de ellos, han traído consigo por la manipulación descarada y partidista de que han sido objeto, se teme que puedan traer consigo una considerable abstención de los ciudadanos, aunque se han visto estimulados por el ejemplo francés de una participación modélica. Si todas las elecciones se presentan como cruciales y determinantes, no cabe duda de que también éstas lo serán. La victoria del PSOE o del PP supondrá reconsideraciones de toda naturaleza: desde el liderazgo a la estrategia de actuación pudieran verse afectadas para lo que resta de legislatura. Y, en todo caso, salvo un grave traspiés de alguna de las dos fuerzas, que no consideran las encuestas, es predecible que la campaña continuará sin pausa ni desmayo y "hasta la victoria final". ¿De quién? Parece que la afluencia a las urnas pudiera resultar decisiva en determinadas comunidades o ayuntamientos, y de ahí el esfuerzo que los partidos y sus líderes han comenzado a realizar, con muy alto coste personal y de sus correspondientes presupuestos. Pero habrá valido la pena si se consigue estimular e interesar al votante.

José Cavero.

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