MADRID 7 Feb. (OTR/PRESS) -
Súbitamente, el Gobierno se ve ante dos problemas acaso previsibles o previstos. Primero, que el Caso De Juana Chaos padeciera alguna clase de agravamiento o de complicación. No tanto por causa de la salud del etarra, sino por la difusión y divulgación de su estado y de sus opiniones. Segundo, la recusación de uno de los magistrados, Pérez Tremps, cuyo voto favorable debiera ayudar de manera significativa a defender y aprobar el Estatuto catalán en el seno del Tribunal Constitucional.
Es posible que sobre ambos personajes y circunstancias pudiera haber 'planes alternativos', o 'planes B' para el supuesto de su 'agravamiento'. Del etarra se puede temer cualquier empeoramiento por razón de su resistencia a dejarse alimentar contra su voluntad. Es evidente que él mismo y la banda ETA quisieran disponer de ese mártir y en esa dirección han significado un gran avance las fotos y declaraciones del criminal etarra, primero por la imagen de 'sufriente' que ofrece, y en segundo lugar, por la defensa de sus acciones criminales, que causaron veinticinco muertes antes de su apresamiento y del cumplimiento de su (muy leve, ciertamente) condena, a cambio de los tres mil años a los que se elevó la sentencia. De Juana cae en la misma incongruencia de sus compañeros de la banda: reclama que prosiga el diálogo, pero sin arrepentirse de ninguno de sus crímenes. Es decir, que si estuviera en su mano, podría llegar a sospecharse y temer que matara nuevamente. La divulgación de las fotos y mensajes de De Juana coincide con el nuevo y atroz ataque a la estación de Luchana-Baracaldo. Llamar 'violencia callejera' al destrozo es una calificación muy benevolente: Es la guerra sin cuartel, y una nueva demostración de fuerza de los 'abertzales radicales' proetarras.
En cuando a la otra papeleta que se ha planteado el Gobierno de Zapatero también era previsible. Hacía semanas que se estaba debatiendo, y no hay duda de que forma parte de la batalla que siempre mantuvo el PP para imposibilitar la vigencia del Estatuto catalán. Al magistrado Pérez Tremps se le halló un 'desliz' -haber elaborado un informe por encargo del gobierno autonómico catalán sobre el estatuto reformado, y haberlo cobrado- , que parece a sus propios colegas una causa suficiente para apartarlo del debate y la votación final. Como si, a estas horas, no se supiera la opinión de cada cual en función de los votos que apoyaron su designación. Pero a Pérez Tremps lo deja fuera de juego esa votación apretada, 6-5, que posiblemente anticipa lo que pudiera acontecer con el Estatuto que trata de aplicar el gobierno de Montilla y Carod ...
José Cavero