MADRID 12 Mar. (OTR/PRESS) -
Dos millones y medio o trescientos cincuenta mil, lo cierto es que fueron muchas, muchísimas personas las que acudieron a la invitación de Rajoy a manifestarse contra la política penitenciaria de Zapatero, y más concretamente, contra su decisión de situar a De Juana Chaos en un hospital de San Sebastián para que se recupere y pase de la sonda nasogástrica a la dieta blanda, y no tenga riesgo de muerte súbita entre rejas. Dice Durán que Zapatero no ha sabido explicar su decisión. Pero es mucho más cierto que muchos, los que acudieron a la protesta del sábado por la tarde entre ellos, no quisieron escuchar razones ni explicaciones porque entienden que Zapatero "va a lo suyo", que no es otra cosa que tratar de llegar a una alguna clase de acuerdo por cuya virtud la banda y sus socios batasunos acepten un final dialogado y termine una historia de cuarenta años de terror y muerte.
Rajoy, Acebes y el PP han tenido la habilidad y la fortuna de convencer a una muchedumbre de españoles de que Zapatero cede y cede ante ETA y Batasuna, y que las siguientes cesiones al chantaje son, o bien la posibilidad de que Batasuna se presente a las elecciones de mayo, o bien, o también, que Navarra pueda llegar a alguna clase de acuerdo para constituir una sola comunidad autónoma con el País Vasco. Y tampoco cabe posibilidades de que se vea favorecido por la presunción de inocencia. Zapatero es culpable, como es traidor comprobado y reiterado. Y una vez sustanciada la manifestación, toda vez que no se puede ir más allá que esperar elecciones, Rajoy y Acebes las reclaman cuanto antes, anticipadas si es posible, para que no se enfríe el calor popular, ni se apaguen los gritos del sábado. Con todo, saben o sospechan los populares o cualquier otra feligresía militante, que una cosa son las movilizaciones y manifestaciones "en caliente" y cosa distinta pueden ser los resultados de unas elecciones "a su debido tiempo", y que el poder instalado en la Moncloa tiene por delante recursos sobrado para superar, si lo hubiese, este bache de cuando De Juana fue trasladado en ambulancia a San Sebastián y salió por su propio pie a la puerta del centro hospitalario donde lo esperaban los brazos amistosos de su colega Otegi.
Acaso Rajoy debiera empezar a preocuparse por algunas otras cuestiones de la vida corriente: Cómo Zapatero recuperará la iniciativa, o cómo podría agradecerle la banda sus amabilidades con su recluso. Pero también cuestiones más rudimentarias: como con qué fuerza política podría sumar votos para alcanzar la mayoría si no tuviera fuerza suficiente para lograr por su propia fuerza la mayoría absoluta. De momento, parece que lo tiene difícil con cualquier nacionalismo, aunque haya dejado muy desconcertado al personal el líder gallego sucesor de Fraga, Alberto Núñez Feijoo, que acaba de declarara a La Voz de Galicia de este domingo: "Estoy dispuesto a gobernar con el BNG pero no a cualquier precio". Tal ansia de poder y tanta desazón por llegar cuanto antes resulta abrumadora.
JOSÉ CAVERO