Actualizado 01/02/2007 01:00

José Cavero.- Ibarretxe, como un ciudadano cualquiera

MADRID 1 Feb. (OTR/PRESS) -

Parece que ésa ha sido la gran queja que, en el último extremo, ha expresado el lehendakari y han trasladado algunos de sus portavoces: El gobierno vasco replica a la protesta del Poder Judicial proclamando que no se puede tratar al lehendakari como a un ciudadano más, y advierte que el CGPJ no está facultad para criticarlo. De ese modo se resume la formidable pelea que se ha producido en las últimas semanas, y hasta hoy mismo, a partir del momento en el que el TSJPV anunció, por iniciativa y denuncia del Foro de Ermua, la citación enviada al inquilino de Ajuria Enea para que acudiera a las salas de administración de Justicia para dar cuenta de la conversación que había mantenido con los dirigentes de la fuerza política ilegalizada Batasuma por un presunto colaborador de un delito de desobediencia y cooperación necesaria.

Al lehendakari lo recibieron, a las puertas de los juzgados, los miembros de su propio gobierno en pleno y otro grupo de ciudadanos, probablemente de entre los miles que participaron en la manifestación del lunes, y que dieron gritos de Aupa lehendakari, y lehendakari Aurrerá. Desde luego, en esa serie de reacciones de rechazo a la actitud de los jueces, el lehendakari ha querido demostrar que no es un ciudadano cualquiera. El PNV se ha movilizado para hacer notar que ni mucho menos es un ciudadano cualquiera al que se han referido los jueces al proclamar reiteradamente que nadie es impune ante la Justicia. Ni tampoco lo era el día antes Otegi, también llamado a declarar ante los jueces, y que prefirió mantener una actitud de silencio y sólo hacer declaraciones a los periodistas, para denunciar los que llamó "tribunales de excepción" que, a su juicio, están juzgando al abertzalismo que él representa, incluso cuando busca soluciones al "conflicto vasco"... En el caso del lehendakari parecía evidente cuál habría de ser su declaración ante sus señorías: que entrevistas como la mantenida con Otegi forman parte de su propia responsabilidad como jefe del gobierno de Euskadi, y están entre sus obligaciones y empeño personal y político en hallar soluciones, vías de entendimiento con los representantes de una zona del electorado, los abertzales más o menos radicales, que pueden llegar a superar el diez por ciento de la población vasca.

El lehendakari, en esta ocasión, ha tenido frente a sí y su actitud a los jueces, al Foro de Ermua y al PP. En cambio, por esta vez, y tendrá que servir de precedente, ha contado con la comprensión y un cierto apoyo moral del jefe del gobierno, Rodríguez Zapatero, inclinado a reconsiderar el Pacto antiterrorista que él propuso hace años para que tenga cabida el nacionalismo, aunque sea a costa de prescindir del segundo partido del país, y primero de la oposición. La política hace singulares compañeros de partida. Lo incierto siempre es el resultado final de esas partidas.

José Cavero.

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