Actualizado 18/05/2008 02:00

José Cavero.- El insoportable coste de la gestión pública

MADRID 18 May. (OTR/PRESS) -

Algunas administraciones públicas autonómicas, particularmente en Valencia o en Madrid, vienen determinando que la gestión de determinados centros educativos o sanitarios pasen de lo público a lo privado. Hay dos argumentos que cabe emplear, para que suceda de ese modo o en la dirección contraria, por igual: que el servicio a los ciudadanos resulte más efectivo o que resulte más barato. Valencia viene experimentando en algunos hospitales públicos la gestión privada, y aseguran que el coste es menor y que el servicio no se deteriora. En Madrid se han producido estos días algunas algaradas en localidades concretas porque el correspondiente alcalde ha decidido que un determinado centro educativo público pasara a la gestión privada y a la educación concertada. Es evidente que las Comunidades dirigidas por el PP son más proclives a esta clase de cambios 'hacia lo privado', mientras que en las Comunidades de dirección socialista es probable que esté sucediendo lo contrario.

Lo que, en todo caso, tiene claro el ciudadano corriente, es que los gastos 'del Estado' -en sus vertientes del Estado propiamente dicho, de las comunidades Autónomas, las Diputaciones, los Cabildos, las subdelegaciones provinciales, antes gobiernos civiles, y finalmente los ayuntamientos- cada día resultan más costosos para el Tesoro Público, y consiguientemente para el ciudadano.

Este mismo sábado, en una misma primera página se ofrecían al lector de un periódico dos informaciones que documentan este estado de cosas: De un lado, el vicepresidente económico y la ministra de Administraciones Públicas advierten por carta a los restantes ministros que controlen sus correspondientes gastos de personal, una vez que el nuevo organigrama aumenta el número de altos cargos, y porque el horno no está en disposición de aumentar su temperatura: "La nueva estructura deberá financiarse con los presupuestos actuales". En la misma página, se nos contaba la admirable decisión de un alcalde del PP, Honorato Algado es su nombre, que gobierna el ayuntamiento alicantino de Finestrat, de cinco mil habitantes. Pues bien, el tal Honorato ha tenido la singular ocurrencia de 'colocar' en el ayuntamiento y con coste al referido Municipio, nada menos que a 34 candidatos, militantes y simpatizantes del PP. "Honorato, colócanos a todos", cabría reclamar al generoso munícipe. O bien, recordar y tener nostalgia de los tiempos de Franco, cuando ninguno de los munícipes, por serlo, recibía el menor emolumento, salvo servicios de limpieza o funcionarios de carrera. De aquella austeridad hemos pasado a las actuales alegrías: Más ministros, más secretarios de estado, más y más consejeros, más altos funcionarios de lo que sea y aunque no sirvan para nada, que paga el atribulado contribuyente... Dicen que estamos en crisis, o en 'acelerada desaceleración' económica. ¿No podría aprovecharse tal coyuntura para rebajar, por ejemplo, un 20 o un 30 por 100, y hasta un 40 por 100, así, a sangre fría, y sin aviso previo, a todas y cada una de las referidas instancias que 'funcionan' con nóminas de los distintos niveles del Estado? Un 30 ó 40 por ciento menos de ministros, de secretarios de estado, de asesores, de concejales, de consejeros, y del correspondiente gasto de cada una de tales 'piezas administrativas', el Ministerio, la secretaría de Estado, el municipio, el consejero... Será un sueño imposible.

José Cavero

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