MADRID 14 Oct. (OTR/PRESS) -
Desde siempre se ha dicho que llevar la iniciativa en el mundo de la política es crucial, y puede resultar determinante. Hace cuatro años, y tras el 11-M, el emblema y eslogan empleado por Rubalcaba y otros dirigentes del PSOE -'Este país no merece un gobierno que le mienta'- resultó 'turbativo' contra la otra parte, que teniendo como tenía el triunfo electoral ya en el bolsillo, se vio descabalgado sin podérselo creer.
Ahora, no son pocos los analistas que llegan a la conclusión de que 'en el campo de Rajoy', el vídeo de la bandera nacional les ha llegado a situarse en cabeza. Les ha dado la posición de llevar la iniciativa, por combatido y maltratado que haya sido en las declaraciones de José Blanco, Fernández de la Vega, José Antonio Alonso o Gaspar Llamazares.
Casi todos los opositores a Rajoy a su vídeo han coincidido en que el vídeo institucional ha sido una pasada, un abuso, una usurpación de las funciones del mismísimo Rey don Juan Carlos. Pero todos, en su fuero interno, han llegado al reconocimiento de que Rajoy 'ha dado en el clavo' para uso y disfrute de sus correligionarios, adeptos y fieles, perfectamente necesitados de esa clase de liturgias populares para enaltecer sus propios pensamientos.
Y es verdad que en los últimos tiempos las declaraciones de algunos dirigentes nacionalistas y próximos al separatismo han puesto 'en el disparadero' a una parte de la población, necesitada precisamente de actos de fe y demostraciones de patriotismo en sus propios símbolos y creencias. Mariano Rajoy y su vídeo y su bandera les han dado todo eso. Si, además, han visto que el líder del PP, por ello mismo, era atacado y vilipendiado y dejado en ridículo, más a su favor: tenía toda la razón.
Y ante este estado de cosas y de opinión de poco servirán otras actuaciones del Gobierno. La ley de Memoria Histórica es posible que convenza y complazca precisamente a los del otro lado, pero a los de la bandera les fuerza a permanecer en su lugar de resistencia a ultranza contra un gobierno que les arremete y que arremete a la inmensa mayoría de los ciudadanos. Y no cabe hablar de las otras leyes y normas que el Gobierno dispone para estimular el voto favorable: pensiones, subvenciones a la familia, ley de dependencia, ley de igualdad. O son sistemáticamente olvidadas o incluso atacadas en sus razones de ser. Pero pesarán bien poco, siquiera hasta la fecha, en la balanza en la que se está pesando el Gobierno de Zapatero y se pretende pesar la oposición de Rajoy.
La iniciativa la lleva este último, y el jefe del Gobierno tendrá que inventarse algo nuevo, distinto, llamativo, que aplaque las iras de los contrarios o cuando menos les haga repensar sus propias actitudes beligerantes y deseosas de que el poder regrese al conservadurismo de Rajoy, Aznar, García Escudero, Acebes y Zaplana.
José Cavero