MADRID 15 Oct. (OTR/PRESS) -
Coinciden en sus portadas dos diarios de alcance nacional en destacar dos noticias de relieve y nada satisfactorias para el ciudadano contribuyente. En una de ellas, en 'El Mundo', nos cuentan que la plantilla de los ministerios ha aumentado con el PSOE en 25.000 personas. La otra, que ocupa el espacio preferente de ABC, señala que los 656 asesores de Zapatero costarán 28 millones al Estado el próximo año, y que, pese a las promesas de austeridad, el presidente tiene un centenar de colaboradores más que Aznar. Añade este diario que casi la mitad no son funcionarios, y se repartirán 4,2 millones en incentivos durante 2008. Se puede completar esta guía estadística escandalosa con la relación, recientemente divulgada, sobre el número de asesores que tienen muchos municipios españoles, prácticamente todos, y algunos en una proporción también escandalosa: el ayuntamiento o el alcalde de Pozuelo, por ejemplo, dispone de nada menos que 49 asesores.
Y cualquier ciudadano contribuyente, que es sabedor de que en el pago de todos esos individuos participa él mismo con sus siempre crecientes impuestos -a pesar de todas las promesas de reducción: no se lo crea: si suben los gastos, siempre subirán los impuestos que los pagan- , pues ese contribuyente atribulado y 'pagano' puede haber llegado a la misma conclusión que uno mismo: si cada uno de esos centenares de asesores 'áulicos' proporcionaran asesoramiento y consejos, sería inexplicable que nuestros políticos cometieran errores, porque alguna vez cada uno de ellos eliminaría en la agenda presidencial o en las de los respectivos alcaldes los errores de funcionamiento y las ocurrencias que pudiera tener el señorito de turno. Entonces, como eso es metafísicamente imposible, uno llega a conclusiones mucho más peregrinas y terrenas: con tal cúmulo de consejeros inútiles, y con tanto funcionario de más, lo que hacen los partidos que llegan al poder non es otra cosa que, por un lago, pagar algunos favores, pero sobre todo, trasladar fondos públicos a la financiación de los partidos, una asignatura siempre suspendida con sucesivos escándalos cuando sus detalles y pormenores llegan al dominio público. Incorporando ese despilfarro inadmisible a las nóminas del Estado o de los Ayuntamientos pudiera parecer 'problema resuelto', o cuando menos disimulado y hurtado al juicio popular. Pero ya verán que no sucede de ese modo nuestros excelentísimos políticos, nunca bien ponderados y siempre malgastadores de los fondos públicos que todos aportamos sin remedio y de manera creciente, como ya he indicado. 25.000 funcionarios más, 656 asesores presidenciales, centenares y hasta millares de consejeros municipales dan fe de una pésima Y escandalosa administración de los dineros de todos.
José Cavero