MADRID 29 Sep. (OTR/PRESS) -
Curiosamente, tanto en las elecciones alemanas como en las portuguesas desarrolladas este domingo hubo un mismo perdedor, el Partido Socialdemócrata. Pero, ojo, en uno y otro país, no es lo mismo ni representan la misma cosa una fuerza que la otra, por mucho que se llamen igual. En Alemania el SPD es ideológica, o programáticamente, semejante a nuestro PSOE. En Portugal, el PSD viene a ser el equivalente al PP español, y, en cambio, el equivalente al PSOE es el PS de José Sócrates.
De modo que no es, ni mucho menos, lo mismo ni parecido. Pero, eso sí, en los dos países se han registrado resultados desfavorables para ambas siglas, y probablemente sus correspondientes líderes deberán hacer la oportuna reflexión para considerar lo que les apartó de sus electores, como sucede al conocerse el escrutinio de cualquier elección. En cambio, las elecciones de ambos países han mantenido en las máximas responsabilidades a los correspondientes jefes de Gobierno, la canciller Merkel en Alemania y el primer ministro José Sócrates en Portugal.
A la primera, la crisis parece haberla venido a reforzar; y nadie duda de que, en nuestros días, sigue siendo "la grandísima madre de la nación alemana", sin duda alguna. Pero ahora tiene por delante una tarea no sencilla, entenderse con la tercera fuerza política alemana, los liberales. Angela Merkel quería cambiar de pareja y ahora sus números y los del Partido Liberal de Guido Westerwelle se lo permiten. Westerwelle tuvo ya una primera iniciativa: anunciar que empezarán por bajar los impuestos. Aunque incluso en esto deberán ponerse de acuerdo democristianos y liberales. El SPD pasa a ejercer la oposición, que suele ser un tiempo de ajuste duro o fino, según los casos, pero de ajuste. Ajuste de líderes, de programas, de forma de oponerse y de manera de presentar las propias opciones frente a las que protagonizarán los dos partidos gobernantes.
En cuanto a Portugal, a José Sócrates, le costará un poco más gobernar, al quedarse sin mayoría absoluta en la Cámara legislativa. Y tampoco le resultará fácil hallar socio estable, como sucede a su socio español. Por cierto, que no es improbable que sus mejores relaciones con España y sus opiniones sobre España le hayan aportado algunos votos, los que, a su vez, sus opiniones sobre el particular restaron a su contrincante Ferreira Leite. ¿Quién aconsejó a esta dama la idea de frenar el AVE portugués porque aproximará a Portugal y España? A más de uno le recordaría "la balsa de piedra" de Saramago, ilustrísimo portugués donde los haya.