Actualizado 22/11/2009 13:00

José Cavero.- Los pescadores del Alakrana ya están en casa

MADRID 22 Nov. (OTR/PRESS) -

Cada uno de los tripulantes y pescadores del atunero vasco ya ha llegado a su casa, y descansa y celebra con los suyos el final de una historia que para varios de ellos habrá sido la más arriesgada y penosa de su propia vida. Una historia inolvidable, los 47 días que permanecieron al capricho de unos cuantos facinerosos, llamados piratas somalíes, que pudieron haberlos asesinado en cualquier momento de una negociación tensa y difícil, en la que participaron armador, Gobierno, Inteligencia, Fuerzas Armadas, representaciones diplomáticas.

Finalmente, todos y cada uno de los rehenes de aquellos aciagos días han podido ir relatando las horas que vivieron sometidos al capricho de ese clan de piratas que, es evidente, tenían desde el primer momento el objetivo de lograr el mayor rescate posible, a cambio de sus víctimas, alegando el presunto expolio que los barcos occidentales causan en las aguas "próximas" a su tierra de Somalia. Los piratas se han convertido, de algún modo, en agentes confiscadores de quienes tienen el atrevimiento de pescar en aquellas aguas. Y una vez en cada, y bastante aclaradas las incógnitas que pudieron quedar en la opinión tras la liberación, sólo quedan las sesiones parlamentarias en las que la oposición del PP tratará de extraer alguna clase de rédito electoral a lo que entiende que ha sido un gran fracaso del gobierno. A su vez, el Gobierno insiste en que es posible que se equivocara en algún momento o en algún procedimiento, pero que básicamente, se hizo todo lo posible, y del mejor modo posible, para garantizar, sobre todo, la vida de los treinta y seis tripulantes del Anakrana. ¿Cómo puede haber tanta distancia en las valoraciones que hacen Rajoy o Cospedal con las que han facilitado De la Vega y Chacón? Son la luz del día y la noche oscura, prácticamente. Para los portavoces del PP, todo fue una sucesión de disparates inadmisibles: se negoció y cedió ante los piratas, se llegó a forzar y retorcer la ley para favorecerlos... Y finalmente, "se les dejó escapar" impunemente. En cambio, el Gobierno insiste en que, a lo sumo, ha ayudado al patrón del barco a pagar el rescate, y los Infantes de Marina, los "espías del CNI" y los diplomáticos de Exteriores se pusieron a disposición del Gobierno, con el conocimiento y las habilidades de cada cual, para resolver del mejor modo y en un tiempo conveniente, una cuestión peliaguda: conseguir la libertad del pesquero y de sus tripulantes. Lamenta el Gobierno que las últimas acciones de los servidores del Estado no lograran su decidido propósito de detener a los piratas ya en fuga.

¿Cómo terminará esta historia? De momento, el PP ya se ha apuntado un primer fracaso en la moción de censura interpuesta al Gobierno, y para la que contó con el PNV y el BNG. Tampoco parece probable que prosperen las mociones que tratan de menoscabar la imagen de De la Vega, Chacón y Caamaño. El más reciente ataque opositor consiste en asegurar que el Gobierno ha sufrido, como consecuencia de esta crisis del pesquero, unos días de muy graves discrepancias y disensiones internas, hasta el punto de resultar un Gobierno dividido y enfrentado en su seno. Desde el PSOE se insiste en que todo son planteamientos absurdos del PP, que hubiera deseado "otro desastres como el Prestige, otro asalto al islote de Perejil", pero que lamentablemente se ve ante una papeleta difícil, pero resuelta satisfactoriamente para todos, en particular, los rehenes y sus familiares.

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