MADRID 18 Nov. (OTR/PRESS) -
Desde la mañana del viernes y hasta este domingo se habrá celebrado la convención Nacional del PP, primero anunciada, hace un par de meses, por el portavoz Elgorriaga, inmediatamente negada por Rajoy, y finalmente organizada y producida en este fin de semana, a aproximadamente cuatro meses de las elecciones generales de 2008: nos separan trece días de noviembre, los meses de diciembre, enero, y febrero, y nueve días de marzo.
Pero, indudablemente, aunque la distancia sea aún tan larga, a estas alturas de calendario el ambiente electoral todo lo marca y determina. El PP ha querido que no pase más tiempo para debatir y determinar sus cuestiones clave en la campaña y en la eventualidad de su retorno al gobierno. Es evidente que la "pelea de vídeos" entre las Nuevas Generaciones del PP o las Juventudes Socialistas han cooperado a calentar el ambiente en distintas materias y cuestiones muy vivas: la sentencia del 11-M, el programa electoral...
Precisamente, en el vídeo más reciente del PP, distintas personas abordan cuestiones como la conciliación laboral y familiar, cómo llegar a fin de mes... Nuevas Generaciones concluye que sus protagonistas no son, como ha "vendido" el PSOE, premios Nobel invitados a elaborar su programa electoral, sino familias y personas "corrientes", amas de casa, estudiantes, trabajadores y jubilados, jóvenes y discapacitados, los excluidos y los padres, los empresarios y los mayores, quienes hacen su aportación al programa del PP.
Desde el primer momento pudo advertirse que el PP aprovechaba la convención para "armarse contra el adversario". Y así, Juan Costa, coordinador del programa, acuso a España de haberse olvidado de los problemas de los españoles. Jaime Mayor Oreja, ha denunciado un proceso de, primero, legitimar a ETA y, además, de aceptar planteamientos no constitucionales como la autodeterminación. También desde el primer momento de la Convención anunciaron algunas de esas claves en las que el partido se significará en su campaña: Defensa de la Constitución, de la economía y de la lucha contra ETA hasta su derrota final.
Pero fue inevitable que sobre la convención "pepera" sobrevolara el caso de los funcionarios corruptos del ayuntamiento de Madrid, un asunto ciertamente molesto e incómodo para Gallardón y sus colaboradores más próximos, por más que desde el primer momento se hayan declarado del todo ajenos al asunto y a su conocimiento. Pero, como señalaba José Blanco, látigo incansable, "si esto hubiera ocurrido en un ayuntamiento gobernado por un alcalde socialista, ya hubieran salido Rajoy, Acebes y hasta el mismísimo primo -el de Rajoy- a exigir responsabilidades a Rodríguez Zapatero"...
Obviamente, los socialistas habrían querido que tuviera aún mayor presencia, y a ello colaboraba José Blanco al preguntar a Gallardón por "el autor intelectual" de la Operación Guateque. Quiénes sabían la existencia de esa red de "cobradores de comisiones" por hacer gestiones ciudadanas especialmente en las áreas municipales de urbanismo del ayuntamiento madrileño...
Otra cuestión preocupa, con toda probabilidad, mucho más a los dirigentes y militantes del PP: Su puesto en las listas de candidatos a las elecciones de marzo. Rajoy insiste en que aún no se ha puesto a esa complicada y a menudo dolorosa tarea de elaborar listas de candidatos. Pero sí participan en ese juego muchos de los probables afectados e interesados, parece que particularmente las mujeres, que en la ley de igualdad van a tener, en esta ocasión, un apoyo decisivo. ¿Dónde estarán situadas Regina Otaola, o María San Gil, a quienes se considera que serán diputadas en la próxima legislatura? Se ha sabido que en la dirección del partido se ha considerado la conveniencia de que María San Gil ocupara el número dos de la lista del PP por Madrid, nada menos. ¿Qué lugar ocuparán en la lista de Madrid Ana Pastor y Soraya Sáenz de Santamaría, dos aspirantes a acompañar muy de cerca de Rajoy?. Pero esas cuestiones no se abordaban en la Convención pepera...
José Cavero.