Actualizado 28/10/2009 13:00

José Cavero.- Rajoy pasivo ante las peleas del PP.

MADRID 28 Oct. (OTR/PRESS) -

Probablemente en pocas ocasiones como esta se han podido comprobar los líos internos que se suceden en el primer partido de la oposición. Las razones de esta pelea son dos, los efectos de la trama Gürtel en Valencia y la pelea por la presidencia de Caja Madrid en la capital. En Valencia, seguimos pendientes de Ricardo Costa y de si sigue siendo o no secretario general, como parece, y contrariamente a lo que se había anunciado. En Madrid, la pelea ya es más visible y se teme que en cualquier momento pudieran llegar a las manos los enfrentados: Esperanza Aguirre contra todos, Rajoy, Gallardón o Manuel Cobo.

En las últimas horas, ha sido este último el centro de las atenciones y de los debates, por razón de las afirmaciones que efectuó entrevistado por El País: "Los cercanos a Aguirre han puesto a Rato en un escaparate de cloacas y ambiciones. El trato que los de Aguirre dan a Rato es de vómito", insiste Cobo, mano derecha del alcalde. Gallardón ha salido en defensa de Cobo y Aguirre lo ha llevado a la Comisión de Conflictos del partido. Pudiera ser sancionado con severidad en el partido. La propia secretaria general, Dolores de Cospedal, ha enumerado las virtudes deseables del político y la lealtad, la discreción o "lavar los trapos en casa" son algunas de ellas...

Por lo menos en una cosa se ha avanzado en las últimas horas: el PP, en su dirección máxima, ya tiene candidato a la sucesión de Miguel Blesa, y se llama Rodrigo Rato. Incluso, dicen los mejor informados que Esperanza Aguirre "empieza a ceder" en esa dirección, y después de haber sostenido, contra viento y marea, a su propio candidato, el vicepresidente de su propio Gobierno autonómico, Ignacio González. Ahora queda por ver en qué punto queda la reclamación de la cabeza de Manuel Cobo que hace su presidenta en el PP madrileña. De momento, Génova se ha limitado a apercibir al vicealcalde, pero ha evitado sancionarle, frente a quienes reclaman su suspensión de militancia. Sin duda, el hecho de que Gallardón saliera en defensa de su segundo ha equilibrado las fuerzas, una vez más, y ha situado cara a cara, o frente a frente, a los dos enemigos de siempre, Gallardón y Aguirre. El alcalde dejó claro que las palabras de Cobo tienen todo su respaldo... Y por lo que se refiere a Aguirre, se asegura que no quiere reunirse con Rajoy mientras no se sancione a Cobo.

Es evidente que los dos problemas a los que ahora mismo se enfrenta el máximo líder no hacen sino deteriorar su imagen pública. En las filas populares, y más incluso fuera de ellas, se cree que las luchas internas debilitan al presidente del partido como alternativa fiable al PSOE. Se viene reclamando, hasta ahora en vano, un gesto de autoridad del líder, tanto en Valencia como en Madrid. Pero ya se ha visto: el presidente del PP ha eludido responder a la presidenta de Madrid tras las críticas de Cobo, limitándose a afirmar que "da gusto hablar bien de quien se merece que hablen bien de él". De este modo escapaba Rajoy a los acuciantes recados de Aguirre y Gallardón para que apoye sus respectivas posiciones. Rajoy ha preferido hacer el elogio de Antonio Basagoiti, quien por cierto, también ha sido víctima, recientemente, de la incomprensión de la dirección del partido, cuando el llamado "blindaje" del concierto vasco: sus tres diputados prefirieron salir del hemiciclo en el momento de votar, y Basagoiti llegó a amenazar, en su queja a Rajoy y Cospedal, con que deberían ser otros quienes den la cara en Euskadi...

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