Actualizado 23/08/2007 02:00

José Cavero.- Tensiones en el PP

MADRID 23 Ago. (OTR/PRESS) -

La "actitud insolente" de Ruiz Gallardón, como ha sido calificada por uno de sus correligionarios, ha llegado en un pésimo momento al PP, que ve cómo es aprovechada desde las filas del PSOE. José Blanco no ha perdido el tiempo para referirse a los serios problemas que, según él, estaría atravesando el liderazgo de Mariano Rajoy en esta fase crucial de la legislatura, a sólo siete meses de las elecciones generales en las que, al igual que su adversario Zapatero, "se la juega". Mariano Rajoy trata de afrontar los problemas sin hacer demasiado ruido: de modo suave y discreto, sin repercusiones en los medios informativos. Rajoy pudo reclamar a Gallardón que se someta a la disciplina y se dedique a su condición de alcalde, como lo ha hecho Acebes, pero ha preferido "el modo gallego" de agradecer la disponibilidad de Gallardón: "Le agradezco públicamente su disponibilidad para defender mi candidatura", lo que permite al segundo del alcalde a dar por hecho que el presidente del PP y número uno por Madrid aceptará el ofrecimiento de Gallardón como número dos de esa misma ambicionada lista de candidatos que ya parece estarse negociando "en la sombra".

Pero es que, del mismo modo suave y discreto, parece que trata de resolver Rajoy algunos otros problemas, además del que le plantea la lista de Madrid: Las desviaciones prosocialistas del presidente navarro Miguel Sanz, o el sustituto de Jaume Matas en el PP balear, por ejemplo, otros dos asuntos que no puede ignorar.

Por lo que se refiere al PSOE, tampoco le faltan "cuestiones pendientes". No sólo el caso Magdalena Álvarez y lo que significa -las infraestructuras catalanas- , sino, en mayor medida, el apoyo que requieren los presupuestos generales del año que viene, después de la "rebelión" que se ha suscitado precisamente por las reclamaciones a la ministra de Fomento como excusa para reclamar más dinero a esas inversiones en Cataluña por parte de los grupos nacionalistas catalanes. Zapatero confía, nuevamente, en que las buenas artes de Solbes resolverán una papeleta nada sencilla, que no puede pasar sistemáticamente por la elevación de esos "mayores dineros para los más exigentes". Solbes tiene ante sí un curso en el que deberá determinar los criterios de aplicación de la financiación autonómica a gusto de todos los gobiernos autonómicos, o a disgusto de los menos posibles, con precisión de qué ingresos quedan para que el Estado siga afrontando sus propios gastos y cuáles, de una vez por todas, son de cobro y gasto de las propias comunidades autónomas. Una vez más, Solbes aparece como pieza de autoridad imprescindible*

JOSÉ CAVERO

Contenido patrocinado

Foto del autor

Fernando Jáuregui

Sánchez, al fin, sale a la ofensiva, pero ¿qué ofensiva?

Foto del autor

Antonio Casado

Memoria de Rubalcaba

Foto del autor

Fermín Bocos

Annus horribilis

Foto del autor

Charo Zarzalejos

Castillo de naipes