Actualizado 20/12/2008 01:00

José Cavero.- El voto irrelevante de Rajoy

MADRID 20 Dic. (OTR/PRESS) -

Se desarrolló la larga sesión del Congreso de los Diputados, este jueves, la última ya del año, y a la espera de que las sesiones plenarias se reanuden allá por el mes de febrero. Sus señorías aguantaron la doble sesión de explicación de la última y reciente cumbre comunitaria, por la mañana, y por la tarde votaron y finalmente aprobaron los Presupuestos Generales del Estado para 2009, levantando, de este modo, el veto que habían merecido en el Senado por causa del singular voto conjunto de PP y ERC.

Lo cierto es que, ya sin sorpresas, y con el apoyo de PNV y BNG, el Gobierno pudo disponer de sus Presupuestos para el año que viene, por más que posiblemente no sean más que una referencia a tener escasamente en cuenta por razón de los distintos paquetes de medidas económicas, seis u ocho, según los recuentos, que el Gobierno ha dictado para hacer frente a la crisis económica.

La sorpresa llegó al final, a la hora de la votación, cuando se produjo un voto equivocado y una ausencia sorprendente, la del máximo dirigente del PP, Mariano Rajoy, voto ausente que en su partido explicaron como "voto irrelevante". Ciertamente, la matemática parlamentaria, no otorgaba importancia alguna a este voto, salvo la importancia de la autoridad del personaje y de la presencia física del diputado. Eso es, precisamente, lo llamativo o sorprendente. La prisa de Rajoy por iniciar sus vacaciones navideñas parecía evidente.

Con anterioridad, es cierto, había vuelto a mantener con Zapatero un nuevo "enganche" dialéctico sobre la eficacia de esos Presupuestos, y los deseos y estimaciones de Zapatero de que las obras de infraestructuras que van a acometerse a partir de las próximas semanas, deberán significar el crecimiento del empleo a partir de los meses de marzo y abril, una estimación que se resisten a aceptar en el seno del PP, tanto en boca de Rajoy como en la de Montoro. Este último ha dicho que lo único seguro es que en marzo y abril... llegará la primavera.

Pero no hay duda de que el presidente 'se la vuelve a jugar' con ese pronóstico, que por otra parte, es lógico que realice. De lo contrario, ¿para qué iban a servir los 33.000 millones de euros que el Gobierno se dispone a gastar en esa serie de infraestructuras que debieran reactivar a no pocos de los parados producidos por la crisis inmobiliaria en los últimos meses? Pero, de momento, lo más probable es que las cifras de paro sigan creciendo, tanto las correspondientes al mes de diciembre, como las de enero y febrero. Y a partir de ahí, será preciso esperar y ver si puede más la destrucción de empleo provocada por la crisis o la creación de empleo que pueda provocar el esfuerzo de mucha más obra pública que nunca...

No hay duda de que desde el Gobierno se apuesta por esta segunda posibilidad, que debiera ayudar al partido socialista a salir con buena fortuna de las tres pruebas electorales que vendrán a continuación: las autonómicas gallegas, las autonómicas vascas y la renovación del parlamento europeo. No hay duda de que van a ser unas auténticas 'elecciones primarias' o 'en la mitad de la legislatura', de 'la legislatura de la crisis'.

Por lo demás, y en materias económicas, tan abundantes en estos días finales del año, el Gobierno, al menos hasta el momento, ha dejado sin la pertinente explicación la decisión de aprobar una rebaja fiscal de los banqueros, que ya se ha bautizado como 'el aguinaldo bancario', una decisión debatida en la comisión de subsecretarios pero no en la Comisión delegada de asuntos Económicos ni en el propio Gobierno propiamente dicho, en sus reuniones de los viernes.

El diario 'El Mundo', que ha revelado la sorprendente decisión, que significa una importante y arbitraria rebaja fiscal a los miembros de las cúpulas de bancos y cajas y a sus familiares, cuenta también que algunos ministros han mostrado su malestar por la medida, que un portavoz de los inspectores de hacienda ha tachado de ilegal. El aguinaldo significa que las cúpulas de las entidades financieras ven rebajada desde el 43 al 18 por 100 sus rentas de capital procedentes de sus propias entidades. Alguna explicación merece tratamiento tan amable como discriminatorio.

José Cavero

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