Actualizado 24/09/2007 02:00

José Luis Gómez.- A vueltas con España.- Los ataques a la monarquía

MADRID 24 Sep. (OTR/PRESS) -

Cataluña está entrando en una compleja situación política en la que se mezclan muchas ideas encontradas. Si bien es verdad que el gobierno de Montilla serenó las inestabilidades de la época de Maragall, no lo es menos que se están produciendo episodios y declaraciones que, por un lado, desatan tensiones internas y, por otro, generan inquietud en toda España, donde no faltan tampoco quienes exageran la situación creada.

Si algo ha encendido ciertas alarmas es la quema en Girona de fotografías de los Reyes. En realidad, sus protagonistas son una minoría radical cuya postura ni siquiera es compartida por quienes, en uso de su libertad, se sienten republicanos. A pesar de que en Cataluña hay una histórica militancia republicana, es indiscutible la popularidad de que goza el rey Juan Carlos. Lo acredita bien claro un diario próximo a la izquierda catalanista como 'El Periódico' cuando subraya que el Rey ha sido "un importante defensor de la autonomía en la época democrática", en la que Cataluña ha alcanzado "las más altas cuotas de autogobierno de su historia".

Más inexplicable resulta que la clase política catalana haya permanecido como ausente ante la actuación de grupos radicales y que incluso haya gente que les ría la gracia. Se ha dicho que el jefe de Estado de una democracia no debe ser ajeno a la crítica, y así debe ser, pero no parece que sea eso lo único que persiguen quienes se dedican a quemar fotos. Lo hacen, además, en un contexto realmente adverso para la Casa Real, que lleva varios meses soportando la sátira, la crítica, preguntas parlamentarias y un extraño morbo mediático al que se suman sectores conservadores, seguramente contrarios a la modernización monárquica que supuso la boda del príncipe Felipe con una periodista. Es posible que la propia Casa Real pueda mejorar las actuaciones de algunos de sus componentes, ahora cada vez más numerosos. Sin embargo, todo lo que está pasando no puede ser atribuible sólo a errores de quienes no siempre son capaces de estar a la altura del Rey. El establishment podría hacer algo más que guardar silencio.

José Luis Gómez

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