Actualizado 13/11/2012 13:00

Julia Navarro.- Escaño cero.- Alas cortadas.

MADRID, 13 Nov. (OTR/PRESS) -

Imagínense una gran empresa que hace dos años ganaba dinero y que de repente sus gestores deciden fusionarla con otra gran empresa extranjera pero con el inconveniente que esta pierde dinero. Eso sí, quienes gestionan la "fusión" se encargan de asegurarse su futuro personal. Es decir, que pase lo que pase con la nueva compañía resultante, ellos cobran buenas indemnizaciones en caso de despido amen de "bonues" millonarios. Y efectivamente dos años después la primera compañía hace aguas, mientras la segunda que era la tenía perdidas va viento en popa. Si se preguntan por qué la respuesta es fácil: se ha traspasado a la segunda compañía, la que tenía pérdidas, lo más granado del negocio de la primera, vaciando a ésta de contenido, y reduciéndola de tal manera que la han ido abocando al fracaso.

Llegados a este punto los "listísimos" gestores deciden que hay que rebajar sueldos y hacer un buen plan de reestructuración amen de continuar pasando otro trozo de la tarta comercial a la compañía extranjera para que continúe engordando.

¿Ya saben a qué me refiero? Seguro que sí. Me refiero naturalmente a Iberia, la que fuera compañía de bandera y que luego fue privatizada aunque el Estado conserve un 15% por ciento de su capital, y Bankia otro buen pellizco.

Un buen día alguien decidió "fusionarla" con la Bristis Airwais que perdía dinero a mansalva mientras que Iberia lo ganaba. Y ese alguien decidió pasarle a la Britis rutas aéreas de Iberia, de manera que la Britis fue engordando e Iberia adelgazando, y comenzó a tener pérdidas mientras que la compañía inglesa comenzaba a sanear su cuenta de resultados.

Ahora esos mismos gestores, tan listos ellos en la defensa de sus propios intereses, han decidido reducir Iberia mucho más, en un camino que va a llevar a que esta compañía termine siendo irrelevante. De manera que van a traspasar a la Britis más rutas de las que opera Iberia, e incluso se dice que como la Britis se va a hacer con la mayor parte del negocio terminará operando desde la T4 de Madrid, aeropuerto que ha costado un ojo de la cara al Estado.

Mientras tanto los medios de comunicación nos ilustran sobre los sueldos de los ejecutivos de Iberia, de esos mismos que han llevado a la compañía al desastre y que al parecer quieren acabar con ella. Mientras esos ejecutivos preparan el despido de 4500 trabajadores ellos duermen tranquilos, ya que tienen sueldos blindados, por no ir más lejos el mismísimo presidente de Iberia cuando "gestionó" la fusión con la Britis se aseguró una indemnización de dos millones ochocientos mil euros si es que le cesan por cualquier causa. Claro que su sueldo tampoco es modesto, cerca del millón de euros anual.

Lo curioso, por decir algo, es que el actual presidente de Iberia, el señor Vázquez, y el consejero delegado pasan por ser hombres del más que controvertido ex presidente de Bankia, Miguel Blesa.

Por cierto que el señor Vázquez, presidente de Iberia, tiene querencia por los ingleses, porque cuando presidió Tabacalera también les vendió esta compañía española a otra británica.

El caso es que el ministro de Industria José Manuel Soria ha mostrado su preocupación porque dice que quiere que Iberia continúe siendo una gran compañía. Bueno, pues está en su manos y en la de las de sus compañeras las ministras Ana Pastor y Fátima Bañez lograr que no continúen desmantelando Iberia.

El Estado conserva un 15% por ciento de Iberia y Caja Madrid también está entre sus accionistas, de manera que el Gobierno tiene mucho que decir en el futuro de Iberia.

Llegará el día en que estos gestores tendrán que dar muchas explicaciones sobre lo que han hecho con Iberia. Pero antes de que la cosa vaya a más, es obligación del Gobierno impedir que se continúe desmantelando Iberia.

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