Publicado 06/12/2025 08:00

Fernando Jáuregui.- Otra fiesta de la desunión

MADRID 6 Dic. (OTR/PRESS) -

Que la Comunidad de Madrid celebre, la víspera, el aniversario de la Constitución, por su cuenta y sin presencia apenas de socialistas en la Puerta del Sol, parece un despropósito más. Al día siguiente, es decir este sábado, se celebra la 'otra' fiesta de aniversario, la que tiene lugar en el Congreso de los Diputados, es de suponer que con la presencia, juntos pero no revueltos, de los dos partidos nacionales mayoritarios... y quién sabe qué otros grupos más.

Porque la mayoría de los que apoyan al Gobierno en la Cámara Baja no irán, mostrando su escaso respeto a la ley de leyes. Es, como cada año, la fiesta de la desunión, de las dos Españas consolidadas como tal: la que respeta la actual forma del Estado y la que no, la que prima la unidad de la nación sobre otras consideraciones y la que no, etcétera.

Solo dos hombres, el jefe del Gobierno y el líder de la oposición, que hoy por hoy apenas se hablan, pueden frenar este despropósito que afecta ya a la propia concepción de España como nación, y lo digo con la menor estridencia y dramatismo posibles.

La situación, se mire por donde se mire, no deja de ser curiosa: en las próximas horas vamos a escuchar grandes loas a una Constitución que en varios aspectos ha dejado de cumplirse, incluso desde La Moncloa, y cuyo cumplimiento, sin reformas, a la vez, se hace cada vez más difícil. Loas e incumplimientos, todo al tiempo. Hablo, sí, de una reforma cuya inevitabilidad se hace más y más evidente cuando, cada año por este 6 de diciembre, se celebra, en medio de tensiones políticas sin cuento, el aniversario de la promulgación de la que podríamos llamar Carta Magna, allá en los gloriosos tiempos de consenso de1978.

Ya ni los discursos oficiales pueden obviar una referencia a la reforma, sin la cual nuestra Constitución acabará siendo papel mojado dentro de no mucho. Es preciso abrir un nuevo período 'casi' constituyente. ¿O es que alguien piensa que puede ser esta, la actual, la Constitución que ampare la España de Leonor I en un mundo que casi nada tendrá que ver con el de ahora?

Como cada año, los periodistas acudiremos a la fiesta (en Madrid, algunos acudiremos a las dos fiestas cnsecutivas, ambas encontradas) de la Constitución esperanzados ante lo que nos puedan decir en los 'corrillos', si los hay, pero más que nada para comprobar los alfilerazos que se dirigen las dos principales formaciones españolas. Cuya bronca mutua se acentúa hasta el punto de que el PP pide públicamente el encarcelamiento del presidente del Gobierno 'mafioso' (menuda imagen estamos dando en el exterior), y el presidente del Gobierno zahiere al principal partido de la oposición, hasta el punto de que el líder de esta no es recibido jamás en La Moncloa.

Todo diálogo entre ambos, cortado. Y la construcción y modernización del país, que en tantas cosas exige consensos, pendiente. Encima, a este espectáculo de desunión y falta de creencia en los grandes valores le llamamos fiesta. No haré más preguntas, señoría.

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