MADRID 13 May. (OTR/PRESS) -
Hay días en que uno no sabe por donde empezar, si por la crisis recurrente del PP o por las ocurrencias de algunos dirigentes socialistas. No sé, pero me parece que ésta va a ser una legislatura más complicada que la anterior. Pero en fin me inclino por los más y los menos entre los dirigentes socialistas. La verdad es que el PSOE no es lo que era, como siga así al final va a ser solo una marca. Y es que es sorprendente que un dirigente socialista, sea de la Comunidad Autónoma que sea, no tenga como principal principio el de la solidaridad. Por eso son cuanto menos sorprendentes, por insolidarias, las manifestaciones de José Montilla, presidente de la Generalitat reclamando un sistema de financiación para Cataluña que tendría consecuencias negativas para el resto de España.
Felipe González opinaba hace unos días que dada la situación económica, no era momento para poner en marcha un sistema de financiación como el pretendido por Cataluña, y en el mismo sentido se vienen manifestando otros dirigentes socialistas con mando en plazo como Manuel Chaves, o los presidentes de Castilla-La Mancha, José María Barredo o el extremeño Fernández Vara, entre otros. Pero Montilla, "erre que erre", está lanzando un órdago al presidente Zapatero, porque no siente ninguna simpatía según cuentan en los mentideros de Cataluña. Claro que Zapatero, según cuentan en los de Madrid, tampoco tiene un especial afecto por Montilla. Así las cosas, el presidente de la Generalitat ha llegado a decir una gran barbaridad: que el pueblo catalán va a terminar sintiendo un gran desafecto por España si no se las da el dinero que esperan. Solo el que haya sido capaz de enunciar esta barbaridad produce escalofríos. Para empezar eso de que un socialista hable de "pueblo" y en nombre del "pueblo" es cuanto menos chocante. Y amenazar con el desafecto es cuanto menos una irresponsabilidad.
Yo no creo que haya ninguna animadversión entre los ciudadanos catalanes y los ciudadanos del resto de España, todo lo contrario, tenemos intereses comunes amen de una historia, para lo bueno y lo malo, también común, pero sobre todo es que no hay ningún problema de convivencia si nos dejan en paz a los unos y a los otros. Porque a veces son unos pocos, me refiero a unos pocos políticos iluminados los que crean los problemas, los que van creando un estado de opinión hasta llevar a la gente a enfrentamientos y desencuentros inútiles y dolorosos. De manera que si alguna vez se produce ese "desafecto" del que habla Montilla, habrá que preguntarle a él cuanta responsabilidad tiene en que eso se haya producido. Verán, a mí no me cabe la menor duda de que los ciudadanos de Cataluña, como los del resto de España, son conscientes de que en la pasada campaña electoral desde el PSOE y desde el gobierno Zapatero, empezando por el vicepresidente Solbes, no nos dijeron la verdad en cuanto al calado de la crisis económica, que continúan empeñándose en calificar de desaceleración. Pero lo cierto es que la crisis ahí está y empezamos a sufrir las consecuencias, y se sufren en Barcelona y en Cáceres, en Sevilla y en Logroño, en León y en Vigo, en fin, en todas partes, y como la sufrimos todos, lo lógico es que entre todos veamos cómo afrontarlo ayudando los que más tienen a los que menos tienen, que ese es el principio de la solidaridad y que para un socialista debería de ser sagrado.
Lo único que habría que pedir a los políticos sería que no creen problemas donde no los hay, y sinceramente no tiene porque haber ningún problema de desafección entre los ciudadanos catalanes respecto a los del resto de España porque estemos todos atravesando una crisis económica en la que hay que repartir los recursos que hay de la mejor y más solidaria manera posible. Estoy segura, insisto, en que el problema no son los ciudadanos catalanes, sino que el problema son algunos políticos catalanes, como lo son algunos políticos de Madrid o de otras partes.
Julia Navarro.