MADRID 9 May. (OTR/PRESS) -
En la extinta Unión Soviética a los disidentes les trataban de locos sometiéndoles a un sinfín de torturas y tratamientos para devolverles la razón. Desgraciadamente hay aún políticos que tienen ramalazos que dan miedo. Es el caso caso del socialista Raimon Martínez Fraile, que ostenta el flamante cargo de Delegado de la Generalitat en Madrid, y que no ha tenido empacho en declarar que Pascual Maragall no está bien psíquicamente.
El señor Martínez Fraile basa su diagnostico clínico en las recientes declaraciones del ex presidente de la Generalitat, en las que, además de cuestionar el Estatuto aprobado, arremete contra Zapatero por, según él, haberle engañado. Uno de los problemas de los partidos es que los 'aparatos' desconfían de los militantes que piensan por libre, de manera que éstos para no hacerse sospechosos, en cada momento todos tienen que asumir y repetir lo que dicen los jefes, estén de acuerdo o no. El que no se sale del carril puede hacer carrera, pero ¡que se prepare el que piensa solo! porque le caerá todo el peso del 'aparato' enviándole al ostracismo en unos casos, o incluso, como acabamos de ver, puede terminar el disidente calificado de loco.
Aún no hace muchos meses que en el PSOE y en el PSC defendían con uñas y dientes la reforma estatutaria de Pascual Maragall, y le consideraban un innovador, un político genial, al que nadie discutía. Quienes decíamos que Zapatero se equivocaba siguiendo la senda marcada por Maragall, éramos denostados. Maragall no se equivocaba, Zapatero no se equivocaba. De manera que punto en boca.
Ahora Pascual Maragall, que hay que reconocerle que si él si que es un libre pensador, ha dicho lo que pensaba: no le gustaba el Estatuto que ha resultado y no le gusta Zapatero porque le ha engañado. Esas declaraciones han caído como un jarro de agua fría en la familia socialista y los jefes después de mucho pensárselo, han decidido que lo mejor era no repicarle. Pero siempre hay alguien que no se puede morder la lengua y dice en voz alta lo que otros dicen en voz baja. Ahora ya sabemos por boca del Delegado de la Generalitat en Madrid, que en la familia socialista creen que Maragall está pasado de rosca, que está "enfermo", que no merece la pena, que lo que diga no debe ser tenido en cuenta porque no está bien de la cabeza. No hay peor cuña que la de la misma madera, y Maragall debe de pensar en eso de que "Dios me libre de mis amigos que de mis enemigos me libro yo".
A mi me parecen nauseabundas las declaraciones de Raimon Martínez Fraile pero aún me parece más nauseabundo que los que hace unos meses doblaban la cerviz ante Maragall, ahora le tengan por loco aunque no lo digan en voz alta.¡Que asco¡
Julia Navarro