Actualizado 26/03/2008 01:00

Julia Navarro.- Escaño cero.- ¡Menudo amigo!

MADRID 26 Mar. (OTR/PRESS) -

Con amigos así no se necesitan enemigos... está frase que pertenece a los refranes más populares, se le podría aplicar a José Antonio Alonso en relación con su amigo José Luis Rodríguez Zapatero. Y es que por más que los voceros mediáticos de Zapatero se empeñen en "vender" que para Alonso es estupendo pasar de ministro a portavoz del grupo parlamentario socialista, lo cierto es que al hasta ahora ministro de Defensa le han quitado los galones. La mejor prueba de lo que digo es que han transcendido las muchas reticencias de Alonso a aceptar el cargo por más que ahora ponga buena cara al mal tiempo y diga, que está encantado. ¡Qué va a decir! Pero nadie se lleva a engaños: no es lo mismo ser ministro que ser portavoz parlamentario. Además, para Alonso dejar de ser ministro supone un handicap para el futuro, y es que no olvidemos que es juez, y que una cosa es que un juez haga política con letras mayúsculas, es decir con un cargo como ministro y otra cosa muy distinta es entrar en la pelea política, en el trapicheo, en el día a día del quehacer parlamentario.

O sea, que por bien que Alonso lo haga como portavoz de ahí no va a salir indemne, y su carrera como juez se irá al garete o al menos va a quedar muy resentida, es más, puede que con este puesto le esté diciendo adiós para siempre a su antigua profesión. Por lo demás, Alonso llega con buen cartel al Congreso. Es un hombre que ha sabido administrar inteligentemente los silencios. Cuando llegó al ministerio del Interior, al principio metió la pata con algunas declaraciones, luego se dio cuenta que era mejor callar en público y cultivar a los periodistas a través del "Off the record", y también eligiendo minuciosamente por quién y cuándo se dejaba entrevistar. Pocas veces y siempre con periodistas escogidos, huyendo de que los que le pudieran poner en dificultades. En realidad ha estado muy preocupado por tener buena imagen y precisamente sus silencios le han ayudado.

Alonso fue en su día un magnífico portavoz de Jueces para la Democracia, y algo aprendió de técnicas de comunicación, aunque ya digo que como ministro su mayor éxito ha sido gobernar los silencios. El que no habla no se equivoca al menos en público, y da la impresión a los demás de que tiene enjundia. De manera que Alonso llega con una excelente imagen pública a su nuevo cargo de Portavoz, y hasta la oposición no le ha escatimado elogios. Ahora tiene que afrontar una nueva etapa de su vida, en la que tiene muchas papeletas para salir airoso, pero también para dar traspiés. La suerte está echada de la mano de su amigo Zapatero.

Julia Navarro.

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