Actualizado 21/07/2011 14:00

Julia Navarro.- Escaño cero.- La paja en el ojo propio.

MADRID 21 Jul. (OTR/PRESS) -

Resulta sorprendente que el PP dé lecciones de moral política y venga haciendo oídos sordos, y mirada ciega, al caso Camps. Durante meses, lo único que hemos escuchado a algunos dirigentes populares ha sido cerrar filas en torno a Francisco Camps, y a Mariano Rajoy afirmar que creía en su inocencia.

Pero ahora, resulta que el juez Flors quiere sentarle en el banquillo porque, según el auto, el presidente valenciano recibió más de una veintena de trajes de la trama GÜRTEL, que dicho sea de paso ya son trajes.

En los últimos días, Mariano Rajoy viene esquivando a los medios de comunicación para no tener que responder sobre el escándalo Camps, y otros dirigentes del PP, siguiendo la estela de su jefe, echan balones fuera o se muestran tan cripticos, como Soraya Sáenz de Santamaría, que no se sabe si van o vienen, si le apoyan o están buscándole la puerta de salida.

Lo cierto es que el PP no puede seguir afeando conductas ajenas cuando tiene a Camps en sus filas. Resulta un sarcasmo escuchar a los dirigentes del PP hablar de regeneración democrática, de gobiernos eficientes, de necesidad de cambio para que las cosas funcionen mejor, teniendo entre sus dirigentes a Francisco Camps.

Por si fuera poco, el presidente valenciano lleva días escondiéndose de los periodistas. En realidad lleva meses, casi diría que desde que se empezaron a conocer todas las derivadas del caso Gürtel. Pero en los últimos días la situación roza el esperpento con un presidente que está prácticamente desaparecido.

Cuentan desde el PP que Mariano Rajoy está incomodo con la situación, que Federico Trillo negocia una salida con el fiscal y con la acusación particular, que María Dolores de Cospedal sentiría alivio viendo a Camps dimitir, que el caso es un torpedo en la línea de flotación de Génova 13, etc, etc.

Por contar pueden contar lo que les venga en gana, pero con el caso Camps los ciudadanos hemos visto como se las gastan los dirigentes populares cuando son ellos quienes tienen los problemas: los niegan, los ocultan, echan balones fuera, se esconden sin dar la cara ni ante los ciudadanos ni ante la prensa. Y eso sí, continúan dando lecciones de moral política a los demás.

En mi opinión, el caso Camps le resta crédito al PP, porque no se puede estar arremetiendo contra los demás cuando no se es capaz de limpiar sus propias filas.

A Francisco Camps le dan la opción de declararse culpable y así no tener que pasar por el bochorno de sentarse en el banquillo de los acusados o, por el contrario, sentarse y aceptar un veredicto que puede ser de culpable. Pero haga lo que haga al respecto, lo que no debería dejar de hacer es renunciar a continuar siendo presidente de la Generalitat. Es verdad, los ciudadanos de su comunidad le han votado, pero eso no borra que haya podido tener comportamientos impropios.

Si el PP quiere presentarse limpio de polvo y paja a las elecciones generales tendrá que prescindir de Camps. Eso o de ahora en adelante dejar de dar lecciones a los demás.

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