MADRID 28 Sep. (OTR/PRESS) -
El tribunal Supremo ha dictaminado que la enseña nacional debe de ondear en todos los edificios públicos. Este país nuestro es así, hasta los jueces tienen que dictaminar lo obvio, pero el caso es que son muchos los ayuntamientos, también sedes de gobiernos autónomos, en los que la enseña nacional brilla por su ausencia, lo que le está dando pie al PP a hacer una campaña a cuenta de las banderas.
Lo cierto es que el que no ondeen supone una anomalía, por más que a muchos nos irrite que los populares estén haciendo de ésta anomalía un arma electoral. Pero si el PP queda en evidencia con su campaña, el Gobierno tampoco parece estar a la altura de las circunstancias. Eso de que la ley se cumple cuando se puede cumplir, parece que se esta convirtiendo en 'doctrina' del Gobierno respecto a este asunto. Así la vicepresidenta amén de arremeter contra el PP por jugar electoralmente a cuenta del incumplimiento de la ley sobre la bandera, asegura que es "mejor convencer" que imponer, que no se es más patriota por imponerse.
O sea que el Gobierno debe de tener un plan para convencer a quienes no cumplan la ley para que lo hagan, eso si, sin irritarles. La pregunta que cabe hacerse es si esa manga ancha respecto al cumplimiento de la ley se extenderá a otras leyes. Hay quién ha decidido no sentirse o ser español y rechaza la bandera, pero otros ciudadanos pueden rechazar otras leyes, y se supone que deben de tener el mismo derecho a no cumplirla, eso si, a la espera de que el Gobierno les convenza de que deben de cumplirla, y por supuesto no imponérsela.
El argumento de la vicepresidenta nos puede llevar al absurdo, aunque ya entiendo que no debe de ser fácil abordar el problema. El Gobierno seguramente tema que hacer cumplir la ley puede provocar una reacción virulenta, de desafío por parte de ayuntamientos y Comunidades Autónomas, y que por tanto más vale hacer la vista gorda. Es una manera de hacer bueno el refrán de que a veces es peor el remedio que la enfermedad. Lo que sucede es que esta manera de actuar evidencia debilidad, falta de recursos, incapacidad para convencer, que no imponer... En fin, cada cuál lo calificará de una manera, pero el resultado es que en nuestro país hay quien no cumple la ley y le sale gratis.
La pena es que esa comprensión no la tenga el Gobierno para otros ciudadanos. Al final los políticos se entienden entre ellos, y lo de las banderas no deja de ser un asunto político, y más ahora que están las elecciones generales de por medio.
Julia Navarro