MADRID 13 Feb. (OTR/PRESS) -
Reconozco que me tiene impresionada nuestro presidente del Gobierno. Sí, me impresiona que siempre se refiera a sí mismo, ya sea en una entrevista de la tele, del periódico, en un mitin, en una intervención parlamentaria... el caso es que el "yo" no se le cae de la boca. En cuanto comienza a hablar, Zapatero empieza con el "yo", "yo he hecho", "yo he dicho", "yo he mandado hacer", "yo he decidido", "mi gobierno", "mi decisión de hacer tal o cual cosa", "mi deseo de...", "mi talante", "mi buen caracter", "mi...mi...mi...".
Nuestro presidente jamás habla en plural, es decir jamás se refiere a su partido, ni aparece representándole, sino que es su partido el que está subordinado a él. Jamás he visto un ataque de personalismo tan tremendo como el de Zapatero, pero sobre todo lo insólito es que un partido como el PSOE este subordinado, hasta desaparecer, pendiente en un solo hombre.
En el PSOE parecen haber resignado el tener un proyecto colectivo, el ser una organización que, previo debate, decide tal o cual cosa, de contar con los miles de militantes que día a día piensan, hablan, sugieren, etc. Han decidido ser en función de Zapatero, todo está centrado en él. Nunca, ya digo, se había producido un culto a la personalidad tan tremendo como con Zapatero.
Pero sobre todo ya digo que me sorprende el desparpajo con que el presidente se echa flores a sí mismo, habla de él presentándose como el que posee la quintaesencia de las virtudes política y humanas, y lo hace sin pudor, sin ruborizarse. En realidad Zapatero conjuga el "yo, mi, me, conmigo" de tal manera que el PSOE parece haber ido perdiendo su alma e identidad. Todos están al servicio de un solo hombre en vez de estar al servicio de un proyecto, de unas ideas. ¡Qué pena!
Julia Navarro.