Actualizado 10/09/2007 02:00

Lorenzo Bernaldo de Quirós.- Fin de ciclo

MADRID 10 Sep. (OTR/PRESS) -

La crisis financiera desencadenada en los EE.UU. y su impacto sobre el conjunto de la economía norteamericana han puesto sobre el tapete muchas apasionantes e inquietantes cuestiones pero una de singular importancia doméstica: ¿Podría suceder algo parecido en España?. Sin embargo, el final de la etapa de dinero barato y fácil supone la extensión del certificado de defunción del ciclo expansivo iniciado hace una década. Su mantenimiento era imposible y el impulso inercial había de terminar antes o después.

La literatura y la evidencia empírica muestran como la combinación de aumentos de la oferta monetaria y del crédito por encima de su tendencia genera incrementos en los precios de los activos reales y/o bursátiles por encima de la suya, lo que conduce a crisis financieras y a reducciones en la tasa de crecimiento del PIB cuando el entorno de liquidez que generó el "boom" desaparece. En este contexto, la intensidad y el coste socio-económico del ajuste dependen de cuanto se hayan desviado las variables monetario-crediticias de su valor tendencial durante el tiempo de auge y también de la presencia de altos niveles de endeudamiento, que suele ser el caso de los "booms" inmobiliarios. Según estudios recientes, la confluencia de este conjunto de elementos explicaría el 79 por 100 de los períodos de "auge-recesión/desaceleración" en treinta y cuatro países de la OCDE entre 1970 y 2003.

Aunque las crisis inmobiliarias han sido menos frecuentes que las bursátiles, sus fases de expansión se han visto seguidas por otras de recesión en un 40 por 100 de los casos, mientras sólo el 25 por 100 de los ciclos alcistas experimentados por las bolsas han finalizado en un período recesivo. En términos históricos, las pérdidas de producción derivadas de una típica caída de los precios inmobiliarios se sitúan entre un 5 y un 8 por 100 del PIB, el doble que las producidas por las crisis bursátiles. Al mismo tiempo, ese impacto es mayor en los países con sistemas financieros bancarizados cuya exposición al riesgo hipotecario suele ser mayor que el existente en aquellos otros en los cuales el protagonismo corresponde al mercado de capitales. De hecho, las grandes crisis bancarias de la posguerra coincidieron con las del sector inmobiliario.

Con ese nuevo panorama, la aversión al riesgo de las entidades crediticias se acentúa y el racionamiento de la financiación se intensifica. En este marco, la tasa de crecimiento de la economía nacional, apuntalada sobre la deuda creciente del sector privado, se desacelerará con mayor intensidad de la prevista. Aunque ahora parezca imposible o increíble, presentará un encefalograma plano e incluso puede llegar a entrar en recesión en un horizonte no muy lejano. Cualquier modelo sea monetarista, austriaco, neokeynesiano, de expectativas racionales, da igual, predeciría la inevitabilidad de un ajuste profundo para purgar los excesos cometidos.

Lorenzo Bernaldo de Quirós.

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