MADRID 18 Abr. (OTR/PRESS) -
El gobierno, más vale tarde que nunca, ha reconocido que la economía española no volverá a crecer a tasas del 3 por 100 hasta 2011. ¿Qué hubiese pasado si esta solemne declaración de la verdad se hubiese realizado antes del 9-M? Sólo los dioses lo saben pero, quizá, los resultados electorales serían distintos. En cualquier caso, Solbes ha afirmado que no modificará su política económica, lo que significa que hoy como ayer no hará nada. Ante la peor crisis económica desde la restauración de la democracia, el gabinete socialista aplica un esplendoroso "laissez faire-laissez passer". No está mal...
Entretanto, las noticias económicas del exterior son pésimas. El precio del barril petróleo se sitúa en los 112 dólares, la inflación en la Eurozona alcanza su máximo histórico y el euro vuelve a apreciarse frente al euro. Esto significa que Europa afronta un shock de oferta negativo, en plata un aumento de sus costes de producción derivados de un oro negro más caro, y uno de demanda también negativo provocado por un tipo de cambio del euro que penaliza las exportaciones a las regiones fuera de la Unión. La combinación de ambos factores deprimirá el crecimiento de la economía continental.
Con la inflación en la Eurozona en el 3,6 por 100, olvídense de una bajada de las tasas de interés. El BCE no podrá aflojar las riendas de la política monetaria porque eso sólo serviría para alimentar la hoguera inflacionista. Para España, cuya sensibilidad a las tasas de interés es muy alta, dado el alto endeudamiento de las empresas y de las familias es una pésima noticia. Si a eso se une que la economía nacional es la que más depende del petróleo de toda la UE, la situación se pone aún más fea. Malos tiempos para la lírica.
Lorenzo Bernaldo de Quirós.