Actualizado 21/09/2007 02:00

Lorenzo Bernaldo de Quirós.- El salto del gato

MADRID 21 Sep. (OTR/PRESS) -

Las bolsas han reaccionado con euforia ante la decisión de la Reserva Federal norteamericana de recortar medio punto los tipos de interés. De entrada conviene recordar que ya hizo lo mismo entre enero y diciembre de 2001, eso sí, con mucha mayor intensidad y esa agresiva política monetaria no sirvió para evitar la recesión, esto es, que la economía de los EE.UU. arrojase tasas de crecimiento negativas. Si uno cree en la validad de la experiencia, la actuación del banco central estadounidense no evitaría una crisis que presenta rasgos mucho más negativos que los de entonces. Esto no quiere decir que durante algunos días, semanas o un par de meses parezca que las aguas han vuelto a su cauce y lo peor de la "tormenta" ha pasado. Esto sería agradable pero es un espejismo y resultaría irreal esperar demasiado de su efectividad.

Para que América no vaya a la recesión los bancos han de estar dispuestos a prestar dinero a los hogares y a las compañías a precios más bajos y éstas han de utilizar esos recursos para gastar e invertir más. La primera opción es discutible, por no decir improbable. Yo no veo a la banca americana cebando a unos agentes económicos endeudados hasta las cejas. En mi opinión utilizarán esos fondos para elevar sus reservas y protegerse frente al real y potencial impago de los créditos. Por otro lado, tampoco me parece que las corporaciones y los individuos gastasen los fondos proporcionados por la FED. En el mejor de los casos, los usarán para reducir deuda lo que, obviamente, no estimula la actividad productiva. Nadie va a acometer proyectos a unas tasas de interés que todo el mundo sabe que se han reducido en circunstancias excepcionales y por un breve tiempo.

¿Por qué esta alegría irreal de los mercados? La respuesta es muy sencilla. Nadie quiere morirse. Desde esta perspectiva, el comportamiento alcista de los mercados bursátiles en circunstancias como la actual se llama, en términos coloquiales, "el salto del gato". El felino cae desde la planta 50 de un edificio de Wall Street, se estrella y rebota pero vuelve a caer porque ya estaba muerto. Algo así sucede ahora aunque la Reserva Federal le haya insuflado un baló de oxígeno. Si vieron el último caso del Dr. House lo entenderán muy bien. Un individuo despierta de un coma irreversible. Vuelve a la vida por 24 horas. Disfruta lo que puede y luego vuelve a caer en un sueño eterno.

Lorenzo Bernaldo de Quirós.

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