Actualizado 26/08/2009 14:00

Luis del Val.- Ernest Benach, el frenético

MADRID, 26 Ago. (OTR/PRESS) -

Los presidentes de los parlamentos suelen ser gente sosegada, fajadores de los posibles ataques de frenesí de los componentes de las cámaras, y garantes de una cierta imparcialidad respecto a las diferentes ideologías representadas. No parece el caso de Ernest Benach, que es partidario de una actividad frenética y contundente, en caso de que el Tribunal Constitucional se atreva a recortar el Estatuto de Cataluña.

Phrenesis viene del griego, y en latín ya significaba "delirio furioso", mientras la segunda acepción del DRAE incluye "violenta exaltación y perturbación del ánimo", en tanto frenético tiene como principal acepción la de "poseído de frenesí" y, como segunda, "furioso y rabioso".

Me imagino que esto se debe a las perturbaciones colaterales de la llamada normalización lingüística, en cuyo empedrado camino lleno de dificultades se suelen difuminar los significados de las palabras, porque, al fin y al cabo, el lenguaje sólo sirve para expresar con corrección nuestro pensamiento y, si empleamos las palabras equivocadas y no decimos lo que deseábamos expresar, podríamos afirmar sin exquisiteces y en lenguaje bizarro que la hemos jodido. Quedan lejos los tiempos en los que el presidente del Parlamento era compañero de los animosos miembros de Bandera Roja y del Partido Socialista de Liberación Nacional de los Países Catalanes, cuyo nombre era mucho más largo que los votos que lograron en las elecciones, por lo que no caben repentinas e inconvenientes nostalgias.

Claro que frenético, en catalán, es frenétic, con la misma significación. Así que aguardamos expectantes cómo será de frenética, rabiosa, furiosa y exaltada perturbación del ánimo las manifestaciones contra lo que diga el Tribunal Constitucional, cuyo dictamen todavía se ignora. Por ahora, lo único que sabemos es que la reacción va a ser frenética.