MADRID 26 Oct. (OTR/PRESS) -
Son bastante difíciles de superar las ingeniosidades de nuestro ministro de Justicia, pero a mí se me ha ocurrido una, que no es porque esté yo delante, pero roza lo genial.
Consiste la idea en nutrir las notarías mediante sorteo. Nada de oposiciones costosas, largas horas de estudio, pérdida de años maravillosos de juventud, sino sorteo puro y duro entre los licenciados en Derecho. Y no sólo entre los de mejor expediente académico, que eso discriminaría a los estudiantes mediocres, que son la mayoría, sino entre todos, con independencia de la nota que hayan sacado.
Eso sí que es un respeto absoluto al Principio de Igualdad de Oportunidades, y una caída de hinojos ante el sistema democrático. Un hombre, un voto, está muy bien, pero tampoco está mal lo de 'un licenciado en Derecho, un notario', siempre y cuando te toque en el sorteo. En el sorteo no caben recomendaciones, ni deslices políticos, ni contaminaciones ideológicas. Ahí sí que no sabes si te van a salir notarios de izquierda, de derecha, o de entresuelo. Es un sistema mucho mejor perfeccionado que lo del cuarto turno de jueces, porque ahí se dice que se entra por ser "jurista de reconocido prestigio", cuando la ley debería decir por "jurista de reconocidos padrinos", con lo que nos ajustaríamos a la realidad.
Tengo mis dudas de si el sorteo se debería hacer en combinación con la Lotería Nacional o con la ONCE. Me inclino por la ONCE, porque la Dirección General de Loterías y Apuestas del Estado depende del Ministerio de Economía, y de ahí a acusar al ministro de gubernamentalismo no habría ni medio centímetro.
En cuanto al espinoso asunto de los notarios que han tenido que soportar las inhumanas condiciones de una oposición, y demostrar su excelencia, qué le vamos a hacer. También se arruinaron los vendedores de caballos cuando llegó el automóvil.
Luis del Val www.luisdelval.com