Actualizado 09/11/2007 01:00

Luis del Val.- Problemas catalanes

MADRID 9 Nov. (OTR/PRESS) -

Un poco antes del verano, en el Hotel Santo Mauro, de Madrid, unos empresarios catalanes nos invitaron a comer a un grupo de periodistas. Las mesas, sabiamente distribuidas, estaban compuestas tanto por miembros de los anfitriones como de los invitados para evitar el florecimiento de los monotemas profesionales. Gracias a esa prudente mezcla se habló de casi todo: de gastronomía, de bebidas, de música, de religión, de cine, de cultura en general. No hablamos de política, porque el almuerzo, respondía, en parte, a un eco político.

He dicho un grupo de empresarios, pero creo que no desvelo ningún secreto si informo de que todos estaban relacionados e integrados en el Consejo Regulador del Cava, y el motivo del encuentro era, a toro pasado, un agradecimiento de los bodegueros a quienes estábamos allí, porque nos habíamos opuesto, por palabra o por escrito, a la mostrenca incitación al boicot al cava catalán.

Fue uno de esos almuerzos amables, que dejan un grato recuerdo en la memoria. Allí estaban apellidos ilustres de la burguesía catalana, precisamente de la que ha contribuido, generación tras generación, a convertir Cataluña en una referencia de prosperidad.

Me he acordado de ese delicioso almuerzo, de su plácido ambiente y de la comodidad en la que se desarrolló, después de enterarme de las profecías de Montilla que, convertido en Casandra, augura el alejamiento irreversible de Cataluña, si no se atienden sus problemas de estatuto. Desde luego, Cataluña tiene problemas. No hay ninguna sociedad que no albergue problemas, inconvenientes y complicaciones que debe resolver. Pero a la vista de lo que son las relaciones comunes de los ciudadanos madrileños y catalanes, tengo la impresión de que los problemas de Cataluña no radican en el estatuto que, por cierto, fue aprobado con histórica indiferencia, sino en esos políticos que crean problemas.

Luis del Val

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