MADRID 9 Ene. (OTR/PRESS) -
Tras escuchar las declaraciones, ayer, de Fernández de la Vega y Rajoy, parece que estamos en vísperas de dos equivocaciones: la del PSOE de fabricar un pacto a medida de los nacionalistas e Izquierda Unida, y la de Rajoy de volver al Pacto Antiterrorista, sin ceder una coma, ni cambiar una palabra. Es decir, que el acuerdo que desean la inmensa mayoría de los españoles es muy probable que no se armonice, con secuelas de desgaste para los equivocados. Al PP no le va a salir gratis que no admita cierta generosidad, y al PSOE, caso de que ETA vuelva a ladrar con el único lenguaje que domina, le puede costar las elecciones, porque aquí todo los partidos políticos sacan pecho y dicen que la democracia es muy fuerte y está asentada, pero la voluntad de los demócratas se encuentra poderosamente influida por los terroristas. Lo estuvo en las pasadas elecciones, con los sucesos de Atocha, y lo estaría ahora mismo si hubiera que acudir a las urnas por el atentado de Barajas.
El PSOE confía demasiado en las palabras, y el sonsonete de "duro, largo y difícil" se ha vuelto a pasear como si fuera un sortilegio. La frase está bien, aunque sea un remedo de la de Churchill, cuando la única promesa que ofreció a los ingleses fue "sangre, sudor y lágrimas", pero contiene diferencias notables: los alemanes no están desembarcando en Valencia, los españoles no somos ingleses y José Luis Rodríguez Zapatero no es Sir Winston Leonard Spencer Churchill, al menos hasta el momento. Que en el seno del PSOE se murmure el nombre de Javier Solana, indica hasta qué punto la visión de la realidad se impone, y que dentro del PP estén cansados del trabajador e infatigable Acebes da una medida de que se quiere llegar a la final con la mejor alineación posible. Pero, además de la alineación, hay que procurar no cometer demasiadas equivocaciones y demostrar que se desea jugar limpio, porque el árbitro lo recuerda todo.
Luis Del Val.