Pedro Calvo Hernando.- El arte de cambiar de realidad

MADRID 10 Feb. (OTR/PRESS) -

Hay que reconocer que han adquirido cierta destreza en el arte del insulto y de la invención de una realidad contraria a la que de verdad existe. Y hay que reconocer que a fuerza de práctica, se manejan muy bien en el espectáculo de escandalizarse farisaicamente de lo que dicen, siendo incierto, que los otros hacen y que sin embargo ellos lo hicieron y lo hacen de modo permanente. Creo que todo eso tiene su mérito y que hay que reconocerlo. Es como esa declaración de Aznar en Pozuelo de Alarcón, que producía risas y aplausos entre su concurrencia, al bromear sobre las armas de destrucción masiva, que ahora sabe que no existen pero que antes -dice- todos creían que existían, en el régimen de Sadam, digo. La verdad es la contraria (hasta Bush lo reconoció hace dos años), pues los españoles nunca lo creyeron, y además en un tema que se refiere al mayor error cometido por un presidente de Gobierno español en los últimos treinta años, con las consecuencias de la muerte de cientos de miles de personas en estos casi cuatro años que ya dura la guerra de Irak.

Vamos a llegar a la situación de que bastará que una cosa la digan los dirigentes del PP para tener la seguridad de que es falsa, inventada o tergiversada. Lo cual es muy triste. Un hito más es su algarabía con motivo del nombramiento del fiscal Mariano Fernández Bermejo como nuevo ministro de Justicia. Todo lo que le atribuyen y por lo que le insultan y le descalifican sin freno, Bermejo no lo hizo, sino que son ellos los que así se comportaron y se siguen comportando. ¿A que tienen su mérito? ¿A que eso no lo sabe hacer cualquiera? Bermejo se resistió con valentía a las presiones y a las persecuciones durante la anterior situación y fue fumigado por ello. Lo de ahora es una burda y brutal venganza por no haberse sometido entonces. ¡Ah! Y no era necesario que viniera Bermejo para que se restablezca el equilibrio en el Tribunal Constitucional, porque se restablecerá por sí mismo, para tranquilidad de todos y para garantía de que el Estado de Derecho no es una cuestión de bajas maniobras políticas ni de venganzas.

Pedro Calvo Hernando.