MADRID 3 Feb. (OTR/PRESS) -
Todo lo que sucede estos días en relación con el cambio climático tiene mucha más importancia de la que parece y sobre todo mucha más de la que le atribuyen los de la ideología de los intereses económicos. El apagón del jueves es un hito en el camino de la concienciación ciudadana y ya ahí se ha visto quiénes están dispuestos a partirse el pecho por cambiar el rumbo del deterioro brutal del planeta y quiénes se buscan mil pretextos y triquiñuelas, debido a servidumbres inconfensables e incluso confesables, para minimizar el problema y para desacreditar a quienes quieren hacerle frente de verdad. Es algo vergonzoso sacrificar el presente y el futuro de todos a cambio de treinta monedas miserables. El nuevo informe presentado este viernes en País y la cumbre misma del Cambio Climático ya han conseguido culminar el proceso de toma de conciencia y de entrada en el campo de la política de la lucha contra el "global warming".
El informe de Naciones Unidas deja meridianamente claro que la responsabilidad humana en el calentamiento y el deterioro del planeta es apabullante. Es el hombre el que está destruyendo su propio hábitat. El gravísimo aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, el calentamiento, la subida del nivel de los mares, son los caminos seguros para llegar muy pronto al desastre total, si antes, cuando todavía hay tiempo relativamente, no se toman decisiones muy drásticas que detengan esta locura. Las responsabilidades son de todos: de los Gobiernos, de las organizaciones internacionales, de los ciudadanos mismos, de los medios de comunicación, de las grandes y pequeñas empresas y corporaciones, de todo el mundo. Todos, pues, tenemos que implicarnos de lleno en la empresa de la salvación. Este sí que es un objetivo por el que vale la pena el esfuerzo universal y la aplicación de las terapéuticas adecuadas, por costosas, por molestas y por sacrificadas que sean. El discurso inaugural del presidente Jacques Chirac contiene muchos de los compromisos que tenemos que asumir. Manos a la obra, que nos lo estamos jugando todo.
Pedro Calvo Hernando.