Actualizado 03/10/2012 14:00

Pedro Calvo Hernando.- Esto no va a durar mucho.

MADRID 3 Oct. (OTR/PRESS) -

Esto no va a durar mucho. Los síntomas y los datos así lo testifican. El Gobierno no aguantará. La oposición, una incógnita. La esperanza difusa la veíamos días atrás en la presencia popular en las calles, con la inspiración de movimientos como el 25-S y supongo que el M-15, pero cómo cuesta articular por ahí algo sólido y capaz de irrumpir y cambiar la realidad de la frustrante y anquilosada política española. Los mejores ciudadanos son los que llenan de vez en cuando las calles. Pero de momento no pueden contra las injustísimas medidas gubernamentales anti crisis ni contra las tendencias alarmantes de secuestro de la democracia. No entiendo cómo desde la Generalitat de Cataluña domina de ese modo la ceguera, en lugar de cooperar abierta y generosamente, como en tiempos de Pujol, en la solución de los problemas de toda España. Los drásticos recortes ya no solo machacan y pulverizan el Estado de Bienestar y contribuyen al desastre del paro y del tejido económico e industrial, sino que entran de lleno en el terreno de las agresiones a la democracia.

Eso ocurre con los retrocesos en materia de educación, de arte, de cultura. Eso pasa en las restricciones en las estructuras democráticas de las instituciones, con el ejemplo inaudito de la supresión del sueldo de los diputados en Castilla-La Mancha, claramente dirigida a imposibilitar la labor de la oposición y a facilitar la vuelta al siglo XIX, cuando solo los ricos podían dedicarse a la política. Esto no va a durar mucho, como decía yo al comienzo de esta columna. Es cuestión no de semanas pero sí de meses, tal vez no muchos. Sólo hay que salir a la calle y ver la indignación de los ciudadanos, especialmente en materia de recortes sanitarios pero en relación con todas las facetas del abismo en que nos están metiendo, sin contar ahora con las manifestaciones multitudinarias en las calles y plazas de España. A ver cómo mandan a la Audiencia Nacional a los miles y miles de españoles que van a ir endureciendo su protesta. A ver cómo contienen la presión creciente, Dios quiera que pacífica, de la España desesperada.

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