Publicado 02/10/2013 12:00

Pedro Calvo Hernando.- El milagro improbable.

MADRID 2 Oct. (OTR/PRESS) -

Ese eslogan de "los presupuestos de la recuperación" con que nos obsequia el Gobierno es algo que no se cree ni un solo español, incluidos Rajoy y sus ministros. Aunque visto el entusiasmo de Montoro, cualquiera diría que él sí se lo cree. Lo que ocurre es que después no nos ofrecen ni una sola razón para que los demás nos lo creamos. Más se inclinan los españoles a pensar con Cayo Lara que con estas cuentas para 2014 lo único que nos espera es paro, pobreza y pesimismo. Que se lo pregunten a los seis millones de parados, a los funcionarios con sus sueldos congelados, a los pensionistas, ese último baluarte del Estado de Bienestar que amenaza con venirse abajo. O que se lo pregunten a los docentes baleares, con esas manifestaciones multitudinarias, con una población de poco más de un millón de personas. Es como si en el conjunto de España esa protesta en las calles reuniera a cuatro millones y medio de ciudadanos. No hay recuperación si no se pone remedio a todas las causas del derrumbamiento de nuestra economía. Y no se ve remedio para ninguna de ellas. Para ninguna.

Por ello y por los grandes escándalos de corrupción no pueden sorprendernos decisiones del presidente del Gobierno como esa de movilizar a los dirigentes del PP para que se intente poner coto a la sangría electoral que arrojan todas las encuestas, las conocidas y más las que no se publican. En el partido del Gobierno reina cada vez más el estado de shock, el miedo pánico a perder el poder ante el panorama electoral de esta segunda parte de la legislatura que está a punto de comenzar, europeas, municipales y autonómicas, generales. Con toda naturalidad dan por perdidas Madrid, Valencia y Baleares. Y algo parecido con el resto de las comunidades autónomas y grandes Ayuntamientos y, desde luego, con las elecciones generales. Solo un milagro podría salvarles de la debacle. Ese milagro puede producirse, aunque es improbable. No pierdan el hilo de esa movilización del PP ordenada por Rajoy. Pero ocurre que dentro del partido la desilusión y la desafección no paran de crecer. Vienen meses cruciales.

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