MADRID 5 May. (OTR/PRESS) -
Me parece mentira que cuando faltan tres semanas para las elecciones municipales y autonómicas, todavía no hayamos entrado de verdad en el debate sobre los problemas de nuestros municipios y comunidades autónomas y sobre las cuestiones que son de su competencia. Siento verdadero asco ante los abusos infinitos de quienes secuestran el debate político, municipal y regional bajo la losa de esos falsos debates en torno a Batasuna y otros temas conexos, como es la restricción de derechos de voto activo y pasivo a tantísima gente bajo la presión de unos y la cobardía de otros. Aquí nadie tiene derecho de restringir y menos quienes deberían aplicarse a sí mismos los argumentos que con tanta alegría manejan sobre pretendidos apoyos al terrorismo. Mañana nos arrepentiremos por haber sucumbido a las tretas y a las campañas de los restrictores y lamentaremos no haber sido más exigentes con la legalidad y los principios de la democracia. Siento verdadero asco por todo lo que está ocurriendo y por el comportamiento de toda la clase política, aunque no a partes iguales.
Aquí parece que solamente importan los intereses electoralistas de cada cual y no el conocimiento de cuáles son los deseos del conjunto de la sociedad española. Con el último lance marbellí, lo de Isabel Pantoja, se habla unas horas de temas de importancia, como la corrupción urbanística en los niveles municipal y autonómico. Pero un ratito después, vuelta con Batasuna, ANV y -Dios sea loado- con la exhumación de las víctimas del 11-M por si entre sus huesos se coló no sé qué explosivo. Este país va camino de la impresentabilidad, por la procacidad política de unos y por la irresponsable indulgencia de otros. El ex presidente Aznar acaba de decir unas cosas imposibles sobre las campañas de la Dirección General de Tráfico y aquí nadie se ha echado a la calle para manifestar infinitas indignaciones. ¿Se imaginan una vez más si eso lo hubiera dicho un socialista? Esta crispación, esta locura sólo tendría un remedio: la severa derrota electoral de quienes ustedes saben.
Pedro Calvo Hernando.