MADRID 30 Jun. (OTR/PRESS) -
Visto lo ocurrido en el PP desde su derrota electoral del 14-M, nos explicamos mejor la gran sacudida que para ellos ha supuesto la decisión de Rodrigo Rato de dejar el FMI a mitad de camino y regresar a España para el otoño. La sola comparación entre Rato y Rajoy y demás líderes populares coloca al ex vicepresidente económico del Gobierno en un plano de superioridad política, intelectual y moral que los demás quedan a la altura del betún. Comenzando por el principio: Rato fue el más crítico con la operación aznariana de doblegamiento ante George Bush en el desencadenamiento de la agresión a Irak, lo que le costó no ser el designado de Aznar para sucederlo, aun a sabiendas de que era el mejor con mucha diferencia. Rato no podía hacer nada más que lo que hizo tras el 14-M: poner tierra de por medio y dejarse querer para director general del FMI, avalado por el electo Rodríguez Zapatero. Muy poderosas han de ser las razones del dimisionario para abandonar el suculento cargo dos años antes de finalizar su mandato.
Tan poderosas como el señuelo del poder para un hombre que económicamente no necesita nada para tener cubiertas sus espaldas, a prueba de cualquier contingencia. Si Rodrigo Rato se lo propone de verdad, se hará con el liderazgo de la derecha española. Seguramente él intuye que Rajoy va a perder las elecciones generales del 2008, lo que le obligará a ceder su candidatura para las siguientes, momento en el que seguramente Rato verá su oportunidad. No hay nada, ni dinero, ni relumbrón internacional, comparable con el supremo bien de ser presidente del Gobierno español. Si sabe y si quiere, entonces puede. Al menos intentarlo, porque en ese terreno nada está asegurado de antemano. No hay ni que decir que Rato contaría a su favor con el apoyo de importantes sectores de la moderación y el centro, cosa que Rajoy se ha enajenado a pulso. Dentro y fuera de España, este hombre contaría con la mejor de las chances en el campo de la derecha. Supongo que nadie dudará todo esto y que nadie dudará de la ambición de Rato por conseguirlo.
Pedro Calvo Hernando.