MADRID 8 Dic. (OTR/PRESS) -
El acto conmemorativo de la Constitución ha sido el marco más elocuente del clima político que subyace tras el asesinato por ETA de los dos jóvenes guardias civiles. No hay ganas, ni ambiente, ni condiciones para el cambio necesario, para la reconstitución del consenso antiterrorista arruinado por el PP desde los primeros momentos de la legislatura, va para cuatro años. A Mariano Rajoy se le ve un tanto dubitativo en cuanto a la conducta a seguir. Estoy seguro de que por su voluntad llegaría un poco más lejos en la recuperación del consenso, pero está sujeto a demasiadas presiones y limitaciones, desde el sector más ultra de su propio partido y desde los sectores y medios de la derecha ultra española, no sé si muy numerosa, pero desde luego muy activa. Unos grupos rayanos con el fascismo, si no directamente fascistas, que vienen contando con cierta benevolencia del Gobierno y de las fuerzas de seguridad, al contrario de lo que sucede con los grupos antifascistas, como en varias ocasiones recientes se ha demostrado.
Sucede que dentro del PP, y creo que de la clase política en general, no se sabe muy bien qué favorecerá más al partido de Rajoy, si una persistencia en su comportamiento bárbaro de los últimos años o un viraje a posiciones más templadas, como sería dejar a un lado el terrorismo como arma de combate contra el Gobierno socialista. En la duda, el partido no avanza nada y los demás van contemplando los sondeos electorales, que arrojan un lento avance del PSOE en su alejamiento del PP y un rápido deterioro de la figura de Mariano Rajoy, que difícilmente podría caer más bajo en la apreciación de los ciudadanos. Con estas incógnitas y con este debate, nos vamos acercando peligrosamente al 9 de marzo. Aunque parezca mentira, sólo faltan tres meses exactamente y uno o menos para la disolución del Parlamento y la convocatoria. Si ahora mismo vivimos unos días de tensión y de frialdad, que han sustituido de momento a la crispación, nadie sabe lo que puede ocurrir en los próximos días y semanas. Sólo Dios lo sabe. Los demás, con aproximaciones.
Pedro Calvo Hernando.