MADRID 13 Ene. (OTR/PRESS) -
Incapaz de frenar su loca carrera para tomar aire y oxigenar su pensamiento, la actual dirección del PP parece sumida en una huída irracional haciaadelante que le hace chocar con todo y romper en milpedazos cuanto encuentra en su camino. El influjo de Aznar, de cuyos inquietantes designios no quierendistanciarse ni un milímetro, se muestra tanpenetrante y espeso en las altas esferas del partido opositor, que ante los retos que plantea el presente,el pincipal de ellos la aportación de la parte alícuota de responsabilidad, moralidad y cordura que frente al terrorismo le corresponde al PP, éste no puede situarse sino extramuros del sentir general y de los propios intereses de la nación.
Ante la manifestación unitaria de hoy en solidaridad con lasdos víctimas mortales del último atentado etarra, el sectarismo de Génova ha alcanzado extremos tan delirantes como el de pedir su desconvocatoria justocuando el resto de las fuerzas políticas, sociales, sindicales y ciudadanas (más de quinientas) han aceptado incluir en la pancarta el término "libertad" que el propio PP había solicitado como condición para adherirse a la marcha.
El PP nunca quiso, sencillamente, asistir a esa manifestación de homenaje a las víctimas y de repudioa ETA, sabedor de que, al no estar organizada por él, no va a servir para atacar al gobierno, sino, como eslo natural y lo decente, a ETA, que es la que ha matado a Carlos Alonso Palate y a Diego Armando Estacio, y la que ha dinamitado con su bomba de Barajas la esperanza de los españoles. Asistir a esa manifestación de Madrid no supone, desde luego, coincidir con el Gobierno, pero no asistir, boicotearla inventándose asociaciones de ecuatorianos ficticias, pedir en último extremo su suspensión, sí supone no coincidir con el clamor general de Paz (la libertad va incluída, es su consecuencia) y despreciara la sociedad que así, unida, lo exige y lo expresa.
- Rafael Torres