Actualizado 15/06/2010 14:00

Rafael Torres.- "Al margen".- Volverán a insultar a los artistas.

MADRID 15 Jun. (OTR/PRESS) -

Volverán los epígonos del franquismo a insultar soezmente, cual suelen hacer, a los actores e intelectuales que han prestado su imagen, su carne y su voz a las víctimas del franquismo en el reciente vídeo "Contra la impunidad". Volverán a insultar a quienes, pudiendo vivir instalados, como tantos otros, en el egoísmo de sus exitosas carreras artísticas y en la vida muelle de sus economías desahogadas, acuden a la intemperie del campo del honor a expresar tanto su cariño y reconocimiento por los compatriotas vilmente asesinados por la horda del 18 de Julio, como su indignación por la impunidad de sus crímenes, últimamente remachada con el acoso y la preterición del juez que amagó con investigarlos, Baltasar Garzón. Volverán los epígonos del franquismo a execrar el patriotismo -que no es otra cosa que el respeto y la afección por cada una de las criaturas que componen la patria ("No hay un ser, España, diferente de la suma de los españoles", Manuel Azaña; "Nadie es la patria, pero todos los somos", Jorge Luis Borges)- de nuestros artistas, y volverá el Partido Popular, que no desfallece en su repudio del conocimiento de la Historia, a repetir que el episodio reciente más traumático de la nuestra pertenece al pasado y que hay que mirar con las orejeras puestas al futuro, como si en el futuro no siguieran estando las víctimas de ayer clamando, en su silencio acusatorio, sereno y eterno, por una memoria cabal y una digna sepultura.

Sólo un "pero" al vídeo "Contra la impunidad" en el que una parte de lo más granado de nuestra cultura exhibe de nuevo su elevado sentido cívico: cierta limitación o timidez que lo emparentaría con la indolente Ley de la Memoria Histórica con la que el actual gobierno parece haber buscado, más que cerrar efectiva y definitivamente la herida con el cauterio legal e institucional adecuado, la adhesión electoral de los sectores que damandan la reparación integral de las víctimas. Esa limitación se percibe en la coda final que acompaña cada relato: "No tuve abogado, ni juicio, ni sentencia". Las decenas de miles de inocentes que fueron triturados por los Consejos de Guerra Sumarísimos sí tuvieron abogado, juicio y sentencia, pero la siniestra burla que fue tener el simulacro de todo eso, pues iban condenados de antemano, hizo, si cabe, más ominoso su calvario. Sea como fuere, volverán a insultar a los artistas.

Últimas noticias sobre estos temas

Contenido patrocinado

Foto del autor

Francisco Muro de Iscar

Váyase ya, señor Sánchez

Foto del autor

Fernando Jáuregui

Con la Iglesia has topado, amigo Sánchez

Foto del autor

Victoria Lafora

¡Qué vergüenza!

Foto del autor

Carmen Tomás

Ellos se forraban y tú pagabas