MADRID 4 Ago. (OTR/PRESS) -
Acaso habría sido mejor, en el sentido de más coincidente con la realidad, que el Partido Socialista de Navarra se hubiera presentado a las elecciones autonómicas con el nombre de Partido Socialista de Ferraz, pues es en esa calle madrileña donde, por lo visto, se decide lo que pueden y lo que no pueden hacer los socialistas navarros, lo que pueden o no pueden pensar, lo que pueden o no pueden decidir y con quien o con quien no pueden establecer alianzas para gobernar la comunidad. El caso es gravísimo, pues sobre ciscarse en la democracia interna del partido (se supone que el PSOE es un partido, no una empresa, y menos una empresa de estructura piramidal), la Ejecutiva Federal del PSOE, que es la que decide la política de alianzas (pero con la lógica y debida sumisión a la voluntad mayoritaria de la militancia concernida), se opone y veta el acuerdo del PSN (adoptado por unanimidad) con Nafarroa Bai e Izquierda Unida para formar un gobierno de izquierda por eso mismo, porque sería de izquierda, y eso ofuscaría mucho a la derecha, que no pararía de largar y de acusar al PSOE de regalarle Navarra a ETA de aquí a las elecciones generales. Por lo tanto, y para que el PP/UPN no se enfade, Ferraz prefiere entregarle el gobierno, y aquí paz, y después gloria.
¿Es que prefiere Zapatero, por ventura, incomodar (¿traicionar?) a los suyos? ¿Prefiere dejar a su partido en Navarra desacreditado para los restos? ¿Prefiere decepcionar a cuantos le creyeron sumiso a los imperativos de la equidad, la democracia y la ética? Si es así, de poco le va a valer recorrer España prometiendo dinero e inversiones aquí y allá, pues quienes le otorgaron su confianza en las urnas, no le votaron por la pasta.
Rafael Torres.