Actualizado 27/03/2007 02:00

Ramón Pi.- Desde la libertad.- Cincuentenario

MADRID 27 Mar. (OTR/PRESS) -

Uno de los más preclaros pensadores vivos del mundo, reconocido así desde hace años en toda la comunidad internacional, ha reflexionado en voz alta acerca de Europa, con ocasión del cincuentenario del Tratado de Roma por el que se constituyó el embrión de la actual Unión Europea. Y ha dicho palabras fuertes: "Se debe, lamentablemente, constatar que Europa parece encaminada sobre una vía que podría llevarla a despedirse de la historia". Esta vía es la del olvido de "un conjunto de valores universales, que el cristianismo ha contribuido a forjar, adquiriendo así un papel no sólo histórico, sino fundacional en relación a Europa". Y se pregunta: "¿No es motivo de sorpresa que la Europa de hoy, en el momento en que ambiciona presentarse como una comunidad de valores, parezca poner cada vez más en entredicho que existan valores universales absolutos? Esta singular forma de apostasía de sí misma, antes que de Dios, ¿no la induce quizá a dudar de su propia identidad?"Este intelectual puntero se llamó hasta el 19 de abril de 2005 Joseph Ratzinger, y, desde esa fecha, Benedicto XVI. Y también desde esa fecha sus palabras han sido objeto de un silenciamiento deliberado y sistemático en determinados medios de comunicación (que son las ventanas por las que la gente se entera de lo que ocurre), para los cuales parece regir el estúpido principio según el cual todo Papa es peor que su antecesor, y mejor que su sucesor. Son los mismos medios que se atribuyen arbitrariamente la especial potestad de determinar para el gran público quién es respetable, y quién no, y sustituyen el examen de lo que se dice por las calificaciones o descalificaciones de las personas, síntoma inequívoco de un sectarismo irremediable.

Por otro lado, el secretario de Estado para la Unión Europea, Alberto Navarro, ha afirmado públicamente que las reticencias de países como Polonia a admitir esta deriva denunciada por Benedicto XVI se irán debilitando a medida que reciban más y más dinero comunitario en forma de ayudas diversas. He aquí dos visiones de Europa perfectamente distinguibles. ¿Con cuál de ellas se queda usted? Un, dos, tres, responda otra vez.

Ramón Pi.

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