MADRID 20 Mar. (OTR/PRESS) -
Este dichoso Partido Popular, que se resiste a entrar en crisis, y menos aún a desaparecer. Ha habido agresiones a los sentimientos más serios de los católicos, que en aplastante mayoría componen la población española, a ver si se ponía al PP en una disyuntiva difícil: si asumía la defensa de los católicos, aquí teníamos al partido de extrema derecha; eso no ocurrió, sino que Rajoy y los suyos se han puesto de perfil en estos temas. Ésa era la otra opción, que podría haber propiciado la emergencia de un partido confesional que le robase unos votos preciosos. Y tampoco ocurrió eso.
Se ha acusado al Partido Popular de hacer justo lo que hacían el Gobierno y el PSOE, es decir, mentir por sistema, crispar la convivencia y tratar de resucitar las dos Españas machadianas con la "memoria histórica" y demás iniciativas. Y tampoco: ni la población se ha tragado la rueda de molino, ni el PP ha reaccionado a la provocación, y Rajoy sigue convocando a la gente moderada, normal y razonable a no dejar de serlo.
Este dichoso Partido Popular, que sufrió un vuelco electoral bajo una presión emocional del electorado extremadamente aguda, resulta que empató con el PSOE a los pocos meses en las elecciones europeas, y no ha dejado de acortar la distancia con el PSOE ganador el 14 de marzo de 2004.
Algo habrá que hacer en la próxima convocatoria de elecciones generales. Seguro que a Rubalcaba se le ocurre algo. Pero hasta ahora parece que no tiene inspiración, no tiene inspiración, no tiene inspiración ...
Ramón Pi