MADRID 9 Mar. (OTR/PRESS) -
Como observadora que soy de la cotidianeidad, me llama poderosamente la atención que cuando se van a cumplir tres años de la matanza del 11M, en la que perdieron la vida 192 personas -un dato que no conviene olvidar en ningún momento-, ni Aznar, ni Acebes, ni Rajoy, ni Mayor Oreja, tan preocupados siempre por las victimas del terrorismo, no hayan tenido hasta el momento de escribir estas líneas, ni una palabra de consuelo para sus familiares y amigos. Supongo que la razón no es desinterés por el mayor atentado de la historia de nuestro país, simplemente andan preocupados por sacar tajada electoral del traslado al País Vasco de De Juana Chaos.
Me consta, nos consta a todos, que Ana Botella y Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, han estado poniendo flores en el lugar donde murieron algunas de las victimas del terrorista etarra, hoy hospitalizado. Ni un clavel en Atocha. Pregunto, ¿cómo es posible tanta insensibilidad por parte no sólo de quiénes gobernaban aquel fatídico 11 de marzo?.
Asusta pensar que para los políticos los muertos son mejores o peores en función de quién ponga las bombas. Pues bien, en el caso del 11 M las bombas las pusieron unos asesinos fanáticos, y quiénes recibieron el impacto de las mismas eran tan inocentes como lo era Miguel Angel Blanco, cuando la banda terrorista decidió poner fin a su vida. Algo que si entendió la ciudadanía -independientemente de su adscripción política-, de ahí que tanto en un caso como en otro nos echásemos a la calle a protestar, a ponernos del lado de las victimas, no solo de los muertos también de los cientos de personas jóvenes y mayores, que han quedado con secuelas que no sé si el tiempo logrará sanar alguna vez.
El espectáculo del Senado del miércoles es un incidente que no debería repetirse nunca más, si no quieren que el día de las elecciones la gente se quede en su casa. El gran mérito del PP durante la transición, fue integrar a la extrema derecha en la democracia. De ahí que no se entienda ese afán de los Zaplana y Acebes por exacerbar a la bestia. No lo necesitan porque no corren el más mínimo peligro de que esos votos se vayan a un partido que hoy por hoy no existe. En cambio si corren el riesgo de que la gente más moderada, ese centro que necesitan para poder gobernar, no les vote porque les da miedo esa diatriba en la que entraron tras el 11M y de la que no quieren apartarse por no se sabe qué extraña razón.
Me temo que de aquí a un año, con elecciones municipales de por medio, el ambiente se va a enrarecer y crispar mucho más. No creo que nadie salga ganando de este río revuelto, ni siquiera los que promueven los enfrentamientos, de manera que alguien debería decirle a Mariano Rajoy que se tranquilice, que utilice su sorna gallega para capear un temporal que en nada le beneficia.
Rosa Villacastín.