MADRID 4 May. (OTR/PRESS) -
La detención de Isabel Pantoja, no por esperada, ha sido menos sorprendente. Una auténtica conmoción después de meses de gran tensión y angustia, que ella ha sabido llevar con bastante sangre fría, volcándose en su trabajo, mientras Julian Muñoz, su compañero sentimental de los últimos tres años, permanecía en prisión, acusado de presuntas irregularidades urbanísticas. A la tonadillera se le acusa de "presunto delito de blanqueo de capitales", aunque habrá que esperar a su declaración ante el juez Miguel Angel Torres, para saber hasta qué punto está implicada en la llamada "Operación Malaya". Una de las tramas de corrupción más espectacular de la historia democrática de nuestro país.
Que la detención se haya hecho por la noche, sin previo aviso, y respetando al máximo la privacidad de la Pantoja, no demuestra más que el sumario está a punto de concluir, y que ni el juez ni el fiscal han querido hacer un espectáculo mediático de la entrada, registro y salida de su domicilio en Marbella. Algo que no ocurrió cuando detuvieron a Marisol Yagüe, a Julían Muñoz, o a la ex mujer de este Maite Zaldivar. Tan en secreto se ha llevado el asunto que ni Javier Saavedra, su abogado, se enteró de lo que le estaba pasando a su cliente, hasta que un familiar de ésta le llamó para contarle que ésta se dirigía a las dependencias judiciales de Málaga, donde ha permanecido detenida toda la noche.
Aunque es prematuro hacer especulaciones, es lógico pensar que han sido los propios acusados de la trama los que han implicado a la tonadillera. Roca, Mayte Zaldivar y algún otro, buenos conocedores de la vida que llevaba Muñoz durante el tiempo que convivió con la cantante, se la tenían jurada desde el mismo día que empezó su relación sentimental con el ex alcalde. Las razones de su animadversión son muy simples: el romance Pantoja-Muñoz, hizo que todos los focos mediáticos apuntaran hacía ese Ayuntamiento. No es ningún secreto que Jesús Gil le dijo a Julían que no se metiera en semejante lío, pero el corazón no atiende a razones y el del ex alcalde ya estaba en manos de una mujer a la que siempre admiró, con la que siempre soñó. Visto lo visto, es muy posible que la trama marbellí no hubiera alcanzado el nivel de escándalo que ha alcanzado, de no haber sido por la prensa del corazón.
Fueron los programas del corazón, los que poco a poco fueron tirando del hilo de la madeja, hasta hacer irrespirable la vida de los corruptos municipales. Eso, y el tesón de un juez, que se tan tomó en serio su trabajo, como ningún otro lo había hecho.
Rosa Villacastín.